Es indiscutible el refinamiento que ha usado la especie humana para matar mejor a sus semejantes. Lo constatamos en las armas desplegadas en las nuevas guerras de los siglos XX y XXI, y en los instrumentos que los estados han implementado como métodos de ejecución, como el garrote vil.
Aun hoy en día hay países en donde se utiliza la pena de muerte como castigo, y aunque es verdad que cada vez son menos, es cierto que las “tecnologías” usadas en algunos de ellos son terribles (todavía existe la lapidación entre los musulmanes, por ejemplo).
En este post hablaremos de los peores métodos de ejecución de los que el ser humano se ha valido para castigar a los condenados.
Los 7 peores métodos de ejecución imaginables
1. Ahorcamiento y descuartizamiento
Si te parece poco, espera a que te expliquemos el proceso. Ésta fue la forma más común para castigar la traición en Inglaterra –que era el peor crimen que se podía cometer–, pero estaba destinada sólo a los hombres; a las mujeres, por el mismo delito, las quemaban en la hoguera. Se mantuvo hasta 1814, nada menos.
La primera parte consistía en amarrar al reo a un marco de madera y ser arrastrado por un caballo hasta el lugar de la ejecución; acto seguido, se le ahorcaba pero no se lo dejaba morir: lo descolgaban y lo colocaban sobre una mesa, donde el verdugo, y ante los propios ojos del acusado, lo destripaba y lo castraba, y quemaba las entrañas. Luego lo decapitaba y cortaba en pedazos el cuerpo, cuyas partes se enviaban a los cuatro confines de Inglaterra para que sirviera de lección y advertencia a los demás.
2. Ling chi
Fue uno de los métodos de ejecución más practicados en China, hasta 1905. Era sencillamente escalofriante, y se sometía al condenado a una muerte lenta y completamente dolorosa.
Se amarra al reo a una cruz, y luego el verdugo procede a rebanar parte por parte el cuerpo, armado de una hacheta afiladísima. Comienza por los muslos y el pecho, después pasa a cortar articulaciones; luego, todo lo que sobresale, como la nariz, las orejas, los dedos de manos y pies…
A continuación, va cortando poco a poco las muñecas y tobillos, codos y rodillas, hombros y caderas, para por último apuñalarlo en el corazón y cortarle la cabeza.
3. Muerte por ebullición
Una muerte macabra ésta, sin duda. Se colocaba al reo desnudo en una gran cuba llena de líquido, bien hirviente, o bien frío para calentarlo una vez el condenado estuviese dentro.
El líquido podía ser alquitrán, plomo fundido, aceite, ácido o simple agua; con cualquiera de ellos se alcanzaba la muerte. Durante el reinado de Enrique VIII, se reservaba este método para los envenenadores.
Varias personas acusadas de envenenamiento fueron ejecutadas de esta manera, y en los tiempos modernos, a Idi Amin se le atribuyó el uso de este método de ejecución con sus enemigos.
4. La rueda
De los métodos de ejecución más terribles, sin duda la rueda tiene un lugar notable. Se trataba de un castigo medieval utilizado especialmente en Suecia, Holanda, Francia, Escocia, Italia y Alemania, como complemento a la pena de muerte, en casos de delitos graves como traición y homicidio agravado.
Se ataba firmemente al acusado a un banco o a una cruz, y el verdugo procedía a romper todos los huesos y articulaciones con una barra de hierro, menos la cabeza, que debía quedar intacta, pues el reo no podía morir de un derrame interno; era preciso que viviera. El objetivo era poder doblar las piernas y brazos del acusado.
Luego, se colocaba en una gran rueda de carro, con los brazos abiertos, de manera que recorrieran el perímetro de la circunferencia, y la cabeza tocando los tobillos (para eso había que dislocar hacia arriba las piernas). Se enganchaba la rueda en un eje fijo a la tierra, y quedaba elevada en posición horizontal.
Al acusado, con los huesos completamente rotos, le era difícil en extremo hasta respirar, y la agonía podía prolongarse durante horas o hasta un día completo.
5. Desollamiento
Este método es refinadamente cruel y muy antiguo. Se va despegando de manera cuidadosa la piel con un cuchillo muy bien afilado; la idea es mantener la piel intacta.
El desollamiento ha sido una práctica de distintos sitios en el mundo; el apóstol Bartolomeo fue desollado vivo y crucificado al revés, siendo guardados sus huesos y su piel como reliquias en una catedral de Sicilia.
Asimismo, los asirios desollaban a sus enemigos, exponiendo las pieles como advertencia. También los aztecas solían desollar a sus víctimas en los rituales de sacrificios humanos, pero después de muertos.
6. Escafismo
El escafismo (del griego skáphe –vaciado–), fue una manera de matar que practicaba el antiguo imperio persa –según los griegos, que eran sus enemigos– hacia el año 401 a.C.
Se metía al individuo en una especie de cofre o cajón de madera con cinco agujeros, para la cabeza y las cuatro extremidades; luego el verdugo untaba con leche y miel las partes del cuerpo que estaban fuera de la caja, con el fin de atraer moscas y otros insectos.
Pero antes, se le daba al reo ingentes cantidades de leche –solía estar ya dañada– y miel para provocarle diarrea y atraer aún más insectos, que se alimentaban de las heces y después se introducían por el ano; allí ponían sus huevos, convirtiendo al acusado en “comida viva”. El condenado moría a los pocos días, probablemente de deshidratación, inanición y shock séptico.
7. El aserrado
La ejecución por aserrado era así: se colgaba a la persona al revés, con las piernas separadas, y con una gran sierra se cortaba el cuerpo a la mitad, comenzando desde la ingle.
Debido a que colgaba boca abajo, el cerebro recibía suficiente sangre como para que el acusado se mantuviera vivo hasta que la sierra llegaba a los órganos vitales.
En la versión asiática de este método, el preso estaba de pie y se comenzaba el aserrado en la parte superior de la cabeza.
Como ves, estos métodos de ejecución realmente eran terribles, el objetivo, además de castigar y quitar la vida, era a todas luces infligir el mayor sufrimiento a los transgresores de la ley. Puedes constatarlo leyendo el Toro de Falaris, o la Doncella de Hierro.