Decía el erudito escocés Robert Leighton, en una de las más lindas frases sobre las flores, que: «La flor que sigue al sol lo hace incluso en los días nublados.» Y para ejemplificar este concepto ninguna especie vegetal es tan apropiada como los encantadores girasoles. Si alguna vez has visto un campo de ellos, seguro que te habrán fascinado dos cosas. En primer lugar, la innegable belleza de estas flores y, en segunda instancia, su constante afán por moverse siempre en dirección al sol. El fototropismo del girasol es un fenómeno que ocurre cuando la planta está en crecimiento y que determina su aspecto. Hoy en Supercurioso hemos entrado al jardín, para contarte por qué los girasoles siguen al sol. ¿Nos acompañas?

1. Conociendo al girasol

Por qué los girasoles siguen al sol

Los girasoles son simplemente espectaculares. Van Gogh ya les dedicó más de alguna obra, intentando siempre captar su luminosidad y su fortaleza. Los conocemos como girasoles, o maíz de teja, aunque su nombre científico es Helianthus annuus. Un tipo de planta de la familia de las asteráceas que puede llegar a medir fácilmente dos metros. ¿Su peculiaridad? Que realiza un movimiento continuo hacia el sol, de ahí que, por ejemplo, en inglés, se la conozca también como Sunflowers. Aunque en muchos rincones del mundo se la conoce sencillamente como la flor maravilla.

Esta planta es originaria del exótico Perú y dispone de unas flores de llamativo color amarillo de casi tres centímetros de diámetro, ahí donde se instalan sus pequeños frutos comestibles. Sus semillas son esas de las cuales podemos obtener las preciadas pipas, o bien el indispensable aceite de girasol, básico en nuestra cocina. Pero, más allá de su fascinante aspecto, ¿Por qué los girasoles siguen al sol? ¿Qué es lo que hace que estas plantas, a diferencia de otras, insistan en voltear su rostro siempre a donde esté el astro rey? Pues este comportamiento se explica bien gracias a un proceso conocido como el fototropismo del girasol.

2. ¿Por qué los girasoles siguen al sol?

Cuando hablamos de por qué los girasoles siguen al sol aparece una hipótesis científica que ha venido tomando fuerza, aceptándose de manera mayoritaria en la comunidad científica. Se trata del fototropismo del girasol, del que te hablaremos en un instante. Y es que, al parecer, este curioso movimiento solo define a los girasoles en crecimiento, pues los que han llegado a una edad madura, simplemente se asientan en dirección al este. Pero no queremos avanzar sin antes darle lugar a la mitología, que también encuentra espacios en los que hacer surgir la belleza y el simbolismo de los girasoles.

Una explicación mitológica

Es en los mitos griegos en los que encontramos la mejor historia vinculada a los hermosos girasoles. Se trata del mito de Clitia, en el que se encuentra una romántica explicación a por qué los girasoles siguen al sol. Lo que se dice al respecto es que Clitia era una ninfa del océano, que se enamoró perdidamente de Apolo, el dios del Sol.

Era tal su obsesión que le espiaba desde que salía por el este hasta que se ponía por el oeste. Aunque en un principio el dios pareció corresponder, al final prefirió a la hermana de Clitia. La rechazada, profundamente ofendida, la denunció ante su padre, que al darse cuenta de que estaba embarazada la condenó a morir enterrada. Apolo no llegó a salvar a su amada y, a cambio, desarrolló un profundo desprecio por Clitia, quien deprimida se sentó durante nueve días y nueve noches sin comer ni beber en una roca de la costa, viendo salir y ponerse el sol, convirtiéndose así en una planta que sobrevivía gracias a la luz del astro rey.

Pero más allá de la mitología griega, (Recordemos que los griegos realmente no conocieron esta planta sino hasta la modernidad), existe un proceso biológico que explica por qué los girasoles siguen al sol y es conocido como el fototropismo del girasol. Veamos de qué se trata.

3. ¿En qué consiste el fototropismo del girasol?

fototropismo del girasol

La respuesta a por qué los girasoles siguen al sol la encontramos en un fenómeno conocido como el fototropismo del girasol. Es decir, su movimiento se explica con base en una respuesta de estímulo que las determina, un estímulo por captar continuamente la luz de sol. Este acto singular, pero entendible, se conoce como heliotropismo. Una necesidad biológica que los científicos han indagado durante muchos años.

Ahora bien, ¿Existe algún elemento que impulse este accionar en la biología de la especie? La respuesta es afirmativa. Los girasoles tienen una hormona llamada auxina, que también es conocida como la hormona del crecimiento. Cuando cada flor alcanza la luz, la auxina es inhibida por los rayos solares y deja de producirse. Entonces, el crecimiento de la zona que recibe la luz se detiene, pero no así el de las partes que permanecen en la oscuridad. Es justo ello lo que explica que, durante el proceso de crecimiento de la planta, esta gire hacia el sol durante el día y vuelva a su posición inicial durante la noche, repitiendo el ciclo cada mañana. Una vez que el girasol ha alcanzado su punto máximo de maduración, deja de moverse.

El fototropismo del girasol, según varios estudios, se debería a un complicado sistema de osmosis, en el cual se busca equilibrar la cantidad de agua presente en la planta. Cuando los fluidos y las concentraciones de solutos están en un nivel adecuado, es cuando el girasol puede inclinarse esos 180º, mediante los cuales, podrá a su vez captar también la luz del sol y ejecutar el movimiento. Un mecanismo sofisticado que las mantiene siempre en movimiento para realizar sus funciones biológicas esenciales para sobrevivir. Quienes se han dedicado al estudio de la especie y a determinar por qué los girasoles siguen al sol, han llegado a un hallazgo interesante, que se vincula con los ritmos circadianos. La conclusión a la que se ha llegado es que los girasoles tienen una especie de reloj interno que les indica cuando girar y cuando volver a su posición inicial.

Otra curiosidad que vale la pena conocer sobre los girasoles es la forma en que se disponen sus semillas en el interior de la planta. Seguro que lo has visto alguna vez. Formas circulares que parecen ejecutar un bonito dibujo bien equilibrado a través de sus intensos colores amarillos. ¿Se debe al azar? En absoluto. Se debe al Número de Fibonacci y al número áureo, una particularidad presente en la biología que ya comentamos una vez en Supercurioso. En el caso de los girasoles, se tratan de espirales Fibonacci a base de cuartos de círculo conectados que, si lo comprobamos, podrían dibujarse dentro de una serie de cuadrados, que a su vez forman una secuencia determinada.

Como puedes ver, los girasoles, o la flor maravilla, son unas plantas verdaderamente fascinantes… Y tú, ¿Conocías por qué los girasoles siguen al sol? ¿Te cuentas entre los amantes de estas preciosas flores? Si te ha gustado este tema, no te pierdas nuestra selección de las flores más raras y exóticas del mundo.