Colombia es tierra de realismo mágico por lo que dentro de sus fronteras es común encontrar historias extraordinarias, como sacadas de una novela, y lugares extraordinarios llenos de fantasía. Tal es el caso del municipio de Jordán Sube, en el departamento de Santander, que ha sido catalogado como «el pueblo fantasma» por tener una población muy limitada. Entérate de su historia.

El pueblo fantasma colombiano: desolado sin habitantes lucha por no desaparecer

Rodeado de un paisaje cautivador, el municipio Jordán Sube se localiza en las profundidades del cañón del Chicamocha, en el departamento de Santander, Colombia.

Se trata de un pueblo privilegiado con la vista de una hermosa cordillera y adornada por abundantes cactus. Sin embargo, a pesar de la belleza de su paisaje, se trata del municipio con menos habitantes dentro de su casco urbano en Colombia, pues apenas mide 1,65 kilómetros cuadrados de extensión.

El silencio reina a diario en las escasas seis calles de pavimento y tierra del pueblo Jordán Sube porque tiene 1.047 habitantes, pero lo particular de este lugar es que el 94,92% ciento de ellos viven en la zona rural y la cabecera municipal se encuentra básicamente desolada.

El pueblo fantasma escondido en un rincón de Colombia

En este pueblo fantasma no hay comercios, ni restaurantes, ni almacenes de ningún tipo. Sus habitantes viven de la siembra de productos tradicionales como el café y y algunas frutas.

Visitar este lugar resulta un poco difícil porque tampoco hay hoteles. Únicamente existe una pequeña posada que cuenta con apenas ocho habitaciones. Además, la única manera de llegar al pueblo fantasma colombiano es en vehículo particular por una angosta carretera de 20 kilómetros que está conectada con la vía Bucaramanga-Bogotá, y es que ninguna ruta de transporte público sirve a este lugar.

Además, hace muchos años que no hay ningún nacimiento en el pueblo. Como no hay un hospital ni una farmacia, todas las embarazadas se trasladan a pueblos cercanos para dar a luz.

Pueblo fantasma de Colombia

Tampoco hay muertos, pero no porque de alguna forma misteriosa hayan encontrado la piedra filosofal, sino porque sencillamente no hay cementerios. Ni tampoco escuelas secundarias. La única escuela del pueblo solo llega al noveno grado. La institución está albergada en una antigua residencia de ancianos que quedó en desuso por falta de abuelos.

¿Pero qué le pasó a este lugar para llegar a su estado fantasmal? Algunos atribuyen la situación a una maldición, pero hay quienes ofrecen otras explicaciones.

Unos atribuyen este estado de desidia a la época de la violencia bipartidista. Dicen que en los años 40, los liberales que allí vivían huyeron de esas tierras y jamás volvieron.

Otras versiones indican que el pueblo se quedó atrapado en el pasado cuando se construyó  la troncal Bucaramanga-Bogotá, que proporcionó una vía alterna para los viajeros. Anteriormente Jordán Sube era un paso obligado de la arriería entre esas dos ciudades. Cuentan que el mismísimo Simón Bolívar pasó por allí varias veces porque era el camino real que lleva al puente Lengerke.

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Imágenes: Wikimedia Commons/ TierraColombiana