Tetis, la más famosa de entre todas las nereidas, cuyos pretendientes abarcaban a dioses como Zeus y Poseidón, ha sido fundamentalmente conocida por ser la madre de Aquiles. Pero sus mitos no se limitan a su maternidad. ¿Quieres conocer más curiosidades sobre la ninfa Tetis?

Tetis. La ninfa, madre de Aquiles, que Zeus temía preñar

Tetis es una de las nereidas, es decir, una de las cincuenta hijas que nacieron de la unión entre Nereo y Dóride. Para entender un poco mejor la genealogía de la madre de Aquiles, hay que detallar que Nereo -conocido también como «Viejo del Mar»- es hijo de Ponto, dios del mar, y de Gea, la diosa del planeta tierra. Por su parte, Dóride (o Doris) es una oceánide hija de Océano y de la titánide Tetis -no la confundamos con su nieta Tetis, que es la que nos concierne en este artículo-. Así que no es aventurado decir que el mar corría por las venas de esta divinidad.

Zeus y Tetis
Detalle de «Júpiter (la versión romana de Zeus) y Tetis» de Jean Auguste Dominique Ingres pintado en 1811

Esta ninfa del mar fue educada por Hera, la esposa de Zeus, lo que desembocó en un fortísimo vínculo entre ambas deidades, por lo que no es de extrañar que ambas se cubrieran las espaldas con frecuencia.

El flechazo de Zeus por Tetis

Cuenta la leyenda que tanto Zeus como Poseidón estaban interesados en esta ninfa marina, pero una profecía de Temis -una de las deidades del oráculo de Delfos- les quitó el ánimo de cortejarla. Según la profecía, el hijo que concebiría Tetis sería más poderoso e importante que su padre, lo que echó para atrás a estos poderosos dioses.

Temeroso de la fuerza que podría tener un hijo concebido en la unión de Tetis con otra deidad, Zeus no tuvo reparos en arreglarle a la ninfa un matrimonio con un mortal. Iris, mensajera de los dioses, fue la encargada de buscarle un pretendiente entre los discípulos del centauro Quirón. El elegido fue Peleo, rey de los mirmidones, quien rápidamente se enamoró de la nereida, aunque este solo recibió rechazos por su parte. Tetis, como el resto de nereidas, tenía la facultad de cambiar su figura por la de un animal, lo que le era muy útil para despistar al joven rey. Desairado, Peleo acabó agarrándola y no la soltó hasta que esta desistió y regresó a su imagen natural.

La discordia en la boda de Tetis y Peleo

La boda, forzada, entre Peleo y Tetis se celebró en el monte Pelión, y a ella acudieron multitud de dioses y nobles griegos. Pero los recién casados no tuvieron el acierto de invitar a Eris, la diosa de la discordia, quien se enojó por este desplante e ideó un maligno plan.

La diosa de la discordia lanza una manzana en la boda de Tetis y Peleo
«Las bodas de Tetis y Peleo»  de Jacob Jordaens

La diosa dejó caer entre los invitados de la boda una manzana dorada, en la que había grabado una frase: «Para la más hermosa«. Hera, Atenea y Afrodita reclamaron la manzana, lo que dio lugar al conocido Juicio de Paris. Zeus no quería elegir entre sus hijas y su mujer, por lo que le pidió a Paris, príncipe de Troya, que escogiera a la más hermosa y le diese la manzana. Para ganarse el favor del príncipe, Hera le ofreció poder político; Atenea le aseguró éxito en la guerra; y Afrodita le prometió el amor de la mujer más bella.

Paris le da la manzana a Afrodita
«El juicio de Paris» de Rubens

Este suceso desencadenaría el rapto de Helena y la consecuente Guerra de Troya.

El talón de Aquiles

Tetis trató de otorgarle inmortalidad a su hijo Aquiles sumergiéndole en las aguas negras de la laguna Estigia. Pero, al sujetarle con el talón, esta parte de su cuerpo quedó vulnerable. Según otra leyenda, esta deidad marina cubrió de ambrosía a Aquiles y lo depositó en el fuego para hacerlo inmortal. Peleo, al descubrirlo, gritó de espanto, razón por la que Tetis se marchó y lo abandonó. Tras este suceso, Peleo entregaría el niño a su maestro Quirón para recibir el mismo entrenamiento que él había tenido.

La madre de Aquiles y la Guerra de Troya

Tetis hizo todo lo que estaba a su alcance por proteger a su hijo de las inclemencias de la guerra, hasta el punto de disfrazarlo de mujer y esconderlo en la corte del rey Licomedes, en la isla de Esciros. Pero, por más esfuerzos que hiciera, la ninfa no pudo evitar el trágico destino de su hijo. Aquiles marchó, como tantos otros, a luchar con los griegos en la Guerra de Troya.

En un principio, Aquiles se negó a combatir, pues se había enemistado con Agamenón, quien le había robado a su amante Briseida. Sin embargo, al enterarse de que Héctor había matado a su buen amigo Patroclo, Aquiles partió enfurecido hacia el campo de batalla, tal y como cuenta la Ilíada. Tetis, para protegerle, le entregó una armadura y un escudo forjados por Hefesto, el dios de los herreros.

Aquiles, desolado por la muerte de Patroclo
Aquiles desesperado por la pérdida de Patroclo, rechaza el consuelo de Tetis (obra de George Dawe)

Aquiles venga la muerte de su amigo matando a Héctor, hecho que fatalmente desembocará en la afrenta entre Paris -hermano de Héctor- y el hijo de Tetis. En este duelo, y con la ayuda de Apolo, Paris dispara una flecha mortal hacia el talón de Aquiles.

Desgarrada por el dolor, Tetis y el resto de nereidas lloraron la muerte del semidiós durante diecisiete días. Finalmente, la diosa mezcló en una urna de oro los huesos de su hijo con los de su amigo Patroclo.