Una santa con barba, singular desde el origen de su culto hasta la manera en la que está representa la patrona de las mujeres infelizmente casadas. ¿Habías escuchado sobre Wilgefortis o Librada, como se le conoce en latinoamérica? Acompáñanos a conocer su historia, una mezcla del imaginario social y la religiosidad.

Wilgefortis o Librada, la santa con barba

El surgimiento del culto a esta virgen se remonta en el siglo XV, en Lusitania, una provincia romana. Sobre su leyenda se cuentan varias versiones, todas interesantes, entre ellas, se dice que la santa con barba o la Santa Librada nació en el siglo VIII como nonelliza (nacida en un parto de nueve hermanas). Durante su niñez, su padre, el rey de Portugal, la ofreció en matrimonio al rey de Sicilia para preservar la estirpe familiar, pero a la jovencita esta decisión la llenó de desdicha.

Desesperada, prometió mantenerse casta como voto sacro y le suplicó incansablemente a Dios que hiciera de ella un ser repulsivo. Creía que de esta manera se libraría de compartir para siempre una vida al lado de un hombre al que no podía amar.

Wilgefortis o Librada, la santa con barba

Según la creencia popular, Dios escuchó las plegarias de Wilgefortis, dotando a su rostro de una espesa y larga barba, su feminidad quedó cubierta con una vellosidad tan impresionante que con el nuevo aspecto consiguió su propósito: ahuyentó a su prometido.

El padre de la santa con barba, avergonzado por la apariencia de su hija e impulsado por la cólera del rey con el que la virgen mártir tenía que casarse, ordenó que la crucificaran para limpiar el honor de ambas familias.

Otra versión apunta que esta mártir portuguesa prometió a Dios mantenerse virgen como rechazo al compromiso y se privó de ingerir alimentos para morir. Aunque la obligaban a alimentarse, se inducía el vómito para que no entorpecieran su pacto. No solo su figura se languidecía con los días, sino que inexplicablemente en su rostro crecía una barba prominente, al igual que vellos en su ya desgastada anatomía. En esta leyenda, similar a la anterior, el padre condenó a su hija a morir crucificada.

Hoy en día, expertos en bulimia y anorexia razonan que de ser cierta la historia de la virgen barbuda, se trataría de los primeros casos conocidos de anorexia nerviosa crónica, pues explican que el crecimiento de la vellosidad pudo darse por un desajuste hormonal causado por la desnutrición y no por intervención divina como dicta su origen.

Este relato religioso queda en entredicho, pues se ha discutido que tal vez la Santa Wilgefortis, cuyo nombre deriva del antiguo alto alemán hilge valtez (santo rostro o Volto Santo en italiano), es producto de una confusión de extranjeros cristianos del siglo XV, que durante las procesiones anuales del Volto Santo en las calles de Lucca, se inventaron una historia para explicar la imagen de este Jesucristo que adoptaba un aspecto andrógino, con una túnica larga, cabello largo y ojos abiertos, como era retratado en el período bizantino. Por lo mismo, esparcieron por el resto de Europa que no era un Cristo crucificado, sino una mujer que consiguió su santidad tras el martirio que vivió.

Por otra parte, en 1969, el papa Pablo VI, pidió anular a la Santa Librada del santoral, junto a otros santos, por no contar con evidencias de su existencia. Pese a no ser canonizada, la santa barbuda es venerada, con su túnica azul con rojo y su barba sustancial, adosada a una cruz, por mujeres que le imploran disolver matrimonios problemáticos o no deseados, entre otras súplicas, alejando a las malas personas de sus vidas.

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