En el campo de las enfermedades mentales extrañas nos encontramos con trastornos verdaderamente raros. Pero, entre todos ellos, peculiar atención merece el síndrome de Diógenes. Para ilustrarlo, te invitamos a que imagines la siguiente situación: Un día enciendes tu televisor y te topas con un programa en el que una persona acude a casa de otra para ayudarle a ordenar y deshacerse de una absurda cantidad de objetos que ha ido acumulando. El anfitrión sufre, llora y entiende que así no se puede vivir, pero no puede desprenderse de sus cosas. ¿Qué les ocurre?, te habrás preguntado. Pues, esta persona sufre de un trastorno mental, el síndrome de acumular cosas, también conocido como síndrome de Diógenes. Hoy en Supercurioso te contamos de qué se trata. ¡Acompáñanos!
El significado y origen del síndrome de Diógenes
El síndrome de acumular cosas, si bien dicho a la ligera parece que no representaría mayores problemas, puede convertirse en un conflicto incluso de dimensiones públicas. Cuando hablamos del síndrome de Diógenes, nos referimos a un trastorno de índole mental, que suele afectar con mayor frecuencia a las personas de edad avanzada. Generalmente, se pone de manifiesto en personas que viven solas y aisladas de su entorno, que empiezan de manera compulsiva a acumular y acumular objetos.
Este trastorno toma su nombre de Diógenes de Sinope, un filósofo de la Antigua Grecia al que se le conocía como El Cínico. Es curioso que en la historia de este personaje, se destaca el hecho de que se desprendió de todas las pertenencias materiales, predicando la más extrema austeridad. (Cosa que resulta antagónica a las personas que padecen del síndrome de Diógenes). Sin embargo, también relata la historia que este hombre decidió vivir en la más absoluta soledad y aislamiento, despreciando todos los usos sociales. Esta es una característica que sí comparten los pacientes con el síndrome de acumular cosas.
Ahora bien, la acumulación por sí misma no suena, a simple vista, tan grave. Pero en el caso del síndrome de Diógenes, adquiere dimensiones tan severas y patológicas, que puede llegar a convertirse incluso en un problema colectivo. Las personas acumulan objetos, basura en una variedad infinita. Ello puede derivar en que se fomente la proliferación de insectos o de ratas, además del mal olor que suele hacerse presente en las personas que padecen de este trastorno y los espacios que habitan.
Lo más curioso en este sentido es que, aunque para la mirada común, esos objetos no sean más que basura o desperdicios, para la persona que padece el síndrome de acumular cosas, todos los objetos tienen «algún sentido». Se trata de pertenencias a las que considera importantes y valiosas. Incluso, hay casos en los que las pueden llegar a tener ordenadas y clasificadas.
Las causas del síndrome de Diógenes
Tal como ocurre con la mayoría de los trastornos o enfermedades mentales, el síndrome de Diógenes es de causas multifactoriales. En líneas generales, los expertos coinciden en que se trata de una enfermedad condicionada a la tercera edad. Y en este sentido, puede originarse por una simple situación de aislamiento, en la que la persona tiende a descuidar sus hábitos de higiene y los usos sociales generales.
Pero también pueden aparecer otros problemas de índole mental, como desencadenantes del síndrome de acumular cosas. Por ejemplo, suele estar asociado a pacientes que sufren de depresión o de demencia senil. Ahora bien, a pesar de que la opinión médica mayoritaria tiende a defender que se trata de una enfermedad de ancianos, la realidad es que los síntomas del síndrome de Diógenes pueden empezar a ponerse de manifiesto desde mucho antes de llegar a la tercera edad. Quienes han estudiado el trastorno, exponen que la pérdida de la pareja puede ser también un asunto que desencadene su empeoramiento.
Los síntomas del síndrome de Diógenes
El síndrome de acumular cosas, si bien se acentúa en la tercera edad, empieza a dar muestras de su existencia en la psique de la persona desde mucho antes. Sin embargo, una vez instalado el trastorno, muestra síntomas difíciles de confundir. Entre ellos, se destacan los siguientes:
- El abandono de la higiene personal, el cuidado a la salud y a la buena alimentación.
- Las actitudes obsesivas de amontonamiento de basura y objetos sin ninguna utilidad.
- El comportamiento antisocial, que puede ir desde un simple desapego hasta una actitud de marcado aislamiento.
- La falta de conciencia respecto al problema y a las consecuencias que puede generar tanto para la salud e integridad propias como para el entorno social.
Tipos del síndrome de acumular cosas
Son muchos los casos de este síndrome que han sido registrados para su estudio. Y son justamente ellos los que han permitido definir el síndrome de acumular cosas bajo dos tipologías generalizadas. Éstas van a depender del estadio en el que el trastorno pueda ser detectado. En primer lugar, aparece el síndrome de Diógenes activo. Este se da cuando la persona que lo padece sale directa y activamente a buscar basura y objetos que no necesita para amontonarlos en su vivienda.
Otros síndromes extraños que debes conocer
Además del síndrome de Diógenes, existen otros trastornos y afecciones que resultan verdaderamente curiosas, y que afectan el bienestar y la calidad de vida de las personas que las padecen, así como de todo su entorno. Por eso, hemos decidido dejarte esta breve selección con síndromes sorprendentes y asombrosos, que vale la pena conocer.
- Síndrome de Enclaustramiento, estar atrapado dentro de tu propio cuerpo.
- Síndrome de Amok, la enfermedad de los asesinos en serie.
- Síndrome de Fregoli, conocer a desconocidos.
- Síndrome de Stendhal, cuando el arte duele.
- Síndrome de Noé, acumular animales.
- Síndrome de Estocolmo, enamorarse de tu secuestrador.
- Síndrome de Münchhausen, provocarse enfermedades.
- Síndrome de Capgras, delirio de suplantación.
Y tú, ¿Conocías el peculiar síndrome de Diógenes? ¿Sabes de alguna persona que padezca del síndrome de acumular cosas? ¿Cómo crees que vivan este trastorno las personas que le rodean? Anímate a dejarnos todas tus opiniones en un comentario. ¡Estaremos encantados de leerte! ¡Nos encontramos en un próximo artículo supercurioso!