La navidad en Occidente, o en cualquier parte del mundo donde se celebre el nacimiento de Jesús, suele ser un período en el que comer más de lo normal es socialmente aceptado y hasta estimulado, desde la publicidad y los medios hasta esa abuela que esperó todo el año para abrazarte y ahora se complace viendo cómo te sobrepasas con todas esas cosas ricas que se preparan en diciembre; y aunque la idea no es fastidiarte el espíritu gastronómico de la navidad creemos que vale la pena que tomes conciencia de lo que pasa con tu cuerpo al comer más de lo normal.
Comer más de lo normal, ¿cómo afecta a tu cuerpo?
Estas navidades, el doctor Adam Taylor compartió en las redes algunos datos fisiológicos sobre lo que pasa con tu cuerpo al comer más de lo normal. Taylor es profesor titular de anatomía y director de la Clínica de Anatomía y del Centro de Aprendizaje de la Universidad de Lancaster (Inglaterra), y cree que parte del problema, no sólo en las fechas festivas, sino durante todo el año, es que en gran medida desconocemos todo lo que pasa en nuestro cuerpo, especialmente con los alimentos, y todo lo que sucede entre la boca y el ano.
Bueno, esto quizás no sea del todo cierto, ya que gracias a la educación primaria y secundaria todos sabemos de un modo general cómo funciona la digestión y qué órganos se involucran en el proceso. Pero demos un repaso.
La digestión comienza desde el momento en que el alimento entra en la boca: los dientes y la saliva convierten el delicioso bocado en una masa denominada bolo alimenticio; el bolo pasa por la faringe (esa intersección entre el aparato digestivo y el circulatorio donde a veces hay errores que pueden conducir a la muerte), y sigue descendiendo gracias a los movimientos del esófago, hasta entrar en el estómago, donde los alimentos son sometidos a ácidos estomacales y otros procesos químicos y orgánicos que descomponen lo ingerido en nutrientes, que serán absorbidos por el cuerpo en la siguiente estación, los intestinos, desde donde además se expulsan los desechos, es decir, las heces.
Vista así, la digestión vendría a ser un proceso en cadena con un punto clave, es decir, un órgano: el estómago. El estómago es una especie de bolsa plegada, del tamaño de un puño cuando no está trabajando, normalmente con unos 40 ml de líquido en su interior, que pueden expandirse a 1.000 ml cuando está digiriendo, e incluso más en personas obesas.
Al comer más de lo normal puedes sobrepasar este límite y hacer que parte de los ácidos estomacales pasen al esófago con alimento que todavía no ha sido debidamente procesado. Es lo que conocemos como reflujo. Las paredes del estómago están diseñadas para resistir los ácidos, pero los tejidos del esófago no, por lo que pueden resultar dañados (y ésa es otra de las razones por las que no es conveniente vomitar a menudo).
Este comer en exceso también es propiciado porque ingieres alimento a mayor velocidad que la capacidad de respuesta de tu organismo, para avisarte que ya debes estar saciado y no deberías seguir comiendo. Para que esto suceda el estómago libera una hormona, la leptina, que disminuye el apetito y avisa al cerebro que ya no tienes hambre. En las personas obesas el cuerpo desarrolla cierta resistencia a esta hormona, por lo que tendrían que producirse mayores dosis de leptina para que la persona deje de comer.
En su artículo, Taylor se pregunta si es posible hacer estallar el estómago y hasta morir por comer más de lo normal, y en ambos casos la respuesta es positiva. Menciona el caso de una mujer de 23 años que llevó su estómago hasta un límite de 2.500 ml, hasta ocupar toda la capacidad del abdomen y producirse una perforación que la condujo de emergencia a un hospital; y a otros que han roto su estómago o causado daños extremos en el esófago que los han conducido a la muerte.
Un consumo normal de alimentos, saludable, ronda entre las 2.000 y las 2.500 calorías, pero estas cantidades se ven rebasadas ampliamente durante las fiestas de fin de año, y a modo de ejemplo Taylor señala que una comida navideña en Reino Unido ronda las 7.000 calorías.
Ciertamente la tentación es grande, y es natural que escapes de las dietas durante las fiestas, pero debes estar consciente de que comer más de lo normal podría causarte daños que no siempre podrás resolver después con dieta y ejercicios. Una vez dicho esto, sólo nos queda agregar: ¡buen provecho!
Y para mayor ilustración, lee nuestros artículos ¿Cómo es el cuerpo de una persona obesa por dentro? y 6 cosas que pueden pasarte si sufres de obesidad.