Desde el origen de la Navidad, han existido historias y personajes que la acompañan. O, ¿acaso crees que Navidad sería igual si no existieran los renos de Papá Noel o los Reyes Magos? ¿Verdad que no? Bueno, en nuestro especial navideño, en el equipo de Supercurioso quisimos reunir algunos de los mejores cuentos de Navidad infantiles, historias que, creemos, son capaces de trasmitir a los más chicos el sentimiento de unión y amor en la familia que ennoblecen esta época. Te invitamos a que les des voz a cada uno de estos cuentos y nos escribas cuál le gustó más a tu pequeño. ¡Te leemos! 😀
Cuentos de Navidad infantiles que ellos amarán
1. “El pino” de Hans Christian Andersen
Para dar comienzo a nuestra lista de los cuentos de navidad infantiles, este es el indicado. Fue publicado en el año 1844 y, desde entonces, forma parte de la lista de textos navideños infantiles que todo pequeño debe disfrutar.
Hace mucho tiempo, existió un pequeño pino que esperaba con grandes ansias crecer. Su sueño fue convertirse en un hermoso y brillante árbol de Navidad. Quería verse adornado, con bolitas de Navidad, listones y luces… Después de muchos años, este pinito creció, ya no era pequeño; se había trasformado en un árbol robusto, frondoso y con un tronco muy fuerte.
Llegó la Nochebuena. Y fue entonces cuando el pino sobresalió entre muchos otros. Unos leñadores se acercaron a detallarlo y procedieron a cortarlo. El arbolito no imaginó que esto doliera tanto, sin embargo, estaba emocionado porque lo adornarían y así fue.
La Navidad trascurrió. Bajo él, se pusieron los regalos de Navidad, el pesebre y una gran estrella en su copa, ¡estaba feliz!, pero esto no duraría mucho tiempo; una vez finalizó la Navidad, le quitaron sus adornos, se fueron las luces navideñas y a él lo escondieron en un ático frío y oscuro. No volvió a ver la luz del sol y jamás volvió a encontrar la felicidad que sentía en el bosque junto a sus amigos. Terminó sus días solo, marchito y muy triste.
De los cuentos de Navidad infantiles de Hans Christian Andersen, este nos enseña a valorar el presente y esperar que suceda el futuro para poder tomar las decisiones más adecuadas, además de no pensar tanto en qué pasará.
2. «Cuento de Navidad» de Dickens
La historia que estás próximo a leer es uno de los cuentos clásicos de Navidad, incluso, ha sido adaptado y se ha convertido en una de las mejores películas navideñas; se trata del viejo Scrooge:
Había una vez un viejito gruñón, solitario y rico. Vivía sus días con amargura y lo único que le importaba era el dinero… Hay un detallito más: el señor Scrooge odiaba la Navidad. No celebraba el 25 de diciembre, ni hacía cena de Navidad; ¡para él la Navidad era un día como cualquier otro!
El señor Scrooge no creía en los cuentos de Navidad infantiles, jamás pensó que acabaría haciendo parte de uno de ellos. Cuando se acercaba la Navidad, él se volvía más huraño, tanto, que prefería irse a la cama temprano. No soportaba el odioso villancico de «Noche de Paz«, ni los regalos de Navidad…
No obstante, la historia de «Un cuento de Navidad» da un giro. Cuando ya era de noche y no había un alma en las calles, el anciano vio un fantasma que se apareció frente a él. Lo reconoció de inmediato, se trataba de su antiguo socio, Marley. El fantasma lo saludó y le confesó que venía a abrirle los ojos, aún Scrooge estaba a tiempo de cambiar su vida. Marley le contó que su alma no descansaba en paz por culpa de la vida que había llevado, le dijo que las siguientes 3 noches lo visitarían 3 espíritus, luego desapareció.
En la primera noche llegó el espíritu de las navidades pasadas, este lo llevó a visitar el lugar donde había crecido, y Scrooge pudo verse como un niño, triste y solo, al lado de su hermana, a la cual adoraba con su alma.
En la segunda noche, el espíritu de las navidades presentes llegó, en esta ocasión lo llevó a ver las celebraciones de sus conocidos. Por un lado, pudo ver como su secretario reía y disfrutaba con su familia pese a que lo había hecho trabajar hasta tarde; también vio a su sobrino, un hombre que a diferencia suya, reía y comía con todos sus amigos. ¡Se notaba que estaban disfrutando la Navidad!
A la tercera noche surgió de la nada el espíritu de las navidades futuras, el señor Scrooge lo esperaba con ansias, quería ver cómo se vería, rodeado de familia y personas a los que seguro él les agradaría. Sin embargo, y para sorpresa del resto de cuentos de Navidad infantiles, nuestro personaje no estaba feliz por lo que veía… A cambio de ello, salieron a la calle y escucharon que todos hablaban de la muerte de alguien, vieron las posesiones del difunto vendiéndose y luego una recámara similar a la suya.
Allí yacía un hombre cubierto por una manta blanca, se trataba de él mismo, rodeado de soledad, nadie lloraba su partida… A la mañana siguiente Scrooge despertó, se dio cuenta de que todo había sido un sueño, no habían pasado 3 días, y era Navidad. Salió corriendo y compró todo lo necesario para hacer una cena, vistió sus mejores galas y fue a la casa de su sobrino. Visitó también a su secretario, a quien le aumentó el sueldo. Desde ese entonces, fue un hombre honesto y feliz, jamás volvió a sentirse solo en Navidad.
3. “El hombre de jengibre” (autor desconocido)
Para terminar con nuestra lista de los cuentos de Navidad infantiles, es hora de recordar a la conocida figura del hombre de jengibre que muchas personas utilizan para preparar galletas.
Érase una vez, una viejecita que adoraba hornear. En una noche fresca, decidió hacer un hombre de jengibre, hizo sus piernas y sus manos, luego le agregó uvas pasas para formar los ojos, la boca y los botones del chaleco. Después de unos minutos, del horno salió un delicioso olor a jengibre. ¡La galleta estaba viva!
Cuando la anciana abrió el horno, el hombre jengibre salió a correr. Te advertimos, este es uno de los cuentos de Navidad infantiles que más gracia te harán. El hombre de jengibre le dijo a la anciana: «corre, corre, que no podrás alcanzarme». Y la anciana corrió, pero jamás lo alcanzó. Por el camino, el hombre de jengibre se encontró un pato, un cerdo, y un cordero, los tres querían comerlo, a lo cual el hombre de jengibre respondió: «corran, corran, que no podrán alcanzarme».
El hombre de jengibre estaba feliz, no lo alcanzarían jamás; luego se encontró con un zorro y al él le dijo lo mismo. No obstante, el zorro era más astuto y le dijo: «espera, yo soy tu amigo» te ayudaré a cruzar el río. El hombrecillo confiado se subió en él, pero cuando iban a mitad del río, lo hizo saltar hasta su boca. De un mordisco se lo tragó.
Esperamos que con estos cuentos de Navidad infantiles, los más chicos saquen una moraleja sobre el amor, la amistad y por supuesto, la Navidad. Si quieres contarles una historia más, conoce el origen de los Reyes Magos, una tradición que deben conocer.