Personajes como Mickey Mouse o el Pato Donald… como Pinky y Cerebro o Los Picapiedras… son millones los dibujos animados que lograron ganarse un lugar en el corazón de los niños de varias generaciones. Y, entre ellos, hay uno en particular que causaba risas, afecto y desesperación. Basta con recordar a aquella flacucha ave de color azul, que burlaba hasta el cansancio al pobre coyote, que se rebanaba los sesos tratando de atraparla. El correcaminos, tan ágil como despierto, es de los pájaros burlescos más famosos de la televisión infantil. Pero, ¿alguna vez te detuviste a pensar si existe el correcaminos en la vida real? En Supercurioso somos amantes de explorar en las vidas de los animales más raros y justo en esa tarea nos hemos topado con el correcaminos real. ¡Te contamos todo sobre él! ¡Acompáñanos!

La historia del correcaminos real

El Correcaminos Real

La respuesta a si existe el correcaminos seguro que te va a asombrar más de lo que crees. Y es que, sí, por una vez en la vida la realidad es igual a la ficción. Realmente existe el correcaminos y, aunque no se llame del mismo modo, es igual de veloz y también es uno de los animales que viven en el desierto. Su nombre es Geococcys californianus, el pájaro cuco más grande del mundo con una asombrosa capacidad para correr.

De hecho, se pasa el día corriendo como si fuera un animal metálico dotado de unas pilas incansables. Vive en Estados Unidos, al norte de México y en los desiertos, ahí donde la vegetación es más árida y donde solo hay matorrales espinosos, serpientes y salamandras. Corretea desde el amanecer hasta el anochecer buscando comida aquí y allá, en un instante lo ves pasar a tu lado y al segundo, se encuentra ya a varios metros de distancia. Ni tres coyotes juntos logran atraparlas.

Existe el correcaminos, pero no es como en el dibujo animado

Existe el correcaminos

El misterio de si existe el correcaminos ha sido resuelto. Si eras tú también uno de esos niños que se pasaba horas frente a la pantalla, animando al pájaro azul a escapar exitosamente, o quizás sufriendo con las frustraciones del coyote, ya podrás dar respuesta a una de esas interrogantes que nos quedan heredadas de la infancia. Ahora bien, el correcaminos real no es exactamente como aparece en el dibujo animado. En él, apreciamos a un pájaro azul, espigado, de patas largas, expresión graciosa y unas cresta y cola muy vistosas.

Pero el correcaminos real es bastante menos pintoresco. Se trata de un ave que mide unos 61 centímetros de largo, desde el pico hasta la cola. Pero no es de color azul, o no, al menos, en su totalidad. Solo dispone de esta tonalidad alrededor del cuello. El resto presenta un plumaje negruzco con manchas blancas. Es elegante y tiene unos ojos muy vivos, incluyendo esa llamativa cresta en la cabeza, aunque bastante más pequeña que la del correcaminos animado. También tiene como parte de su anatomía, una cola muy larga que le ayuda moverse con mayor agilidad.

Y sí, como pájaro que es, el correcaminos real puede volar… pero prefiere correr, y lo hace nada más y nada menos que a unos treinta kilómetros por hora, alzándose como una de las aves más rápidas del mundo (Corriendo). Los mexicanos la conocen con el mismo nombre con el que ha sido popularizada, «Correcaminos», pero en inglés se la llama de un modo menos amable o simpático: es la snake killer (mata serpientes), ya que aunque suele comer semillas y frutos, disfruta especialmente matando serpientes, lagartos y ratones. ¿Sorprendido? Pues así es, y lo hace de un modo muy eficaz, golpeándolos contra las rocas o de un certero picotazo en el cuello.

De hecho, es uno de los animales del desierto más eficaces a la hora de acabar con estos animales. Es común ver al correcaminos real en sus territorios de caza. Andan generalmente con parte del ofidio asomando por su pico, ya que no le cabe entero en el estómago. Un espectáculo sin duda muy lejano a la versión infantilizada y mucho más dulce que nos regalaron los dibujos animados de nuestra infancia.

La conservación de la especie

correcaminos

Asegurar que existe en correcaminos en la actualidad, no es garantía de que vaya a permanecer así por siempre. De hecho, son muchos los animales que se encuentran en peligro de extinción y, generalmente, la acción del hombre tiene mucho que ver en ello. Por suerte, la rapidísima ave parece encontrarse, por los momentos, a salvo. No está sujeta a amenazas y el estado de su población se considera saludable y de preocupación menor.

Los principales enemigos del correcaminos real son otras especies, que se catalogan como comedoras oportunistas de huevos. Entre ellas podrían contarse algunos tipos de serpientes, los zorros o los mapaches. Estos animales son capaces de destruir por completo un nido de correcaminos, que generalmente suele tener entre dos y seis huevos.

En su etapa adulta también tienen algunos enemigos. En el plano terrestre suelen ser perseguidos hasta el cansancio por los gatos domésticos, y como no podía ser de otra manera, por los coyotes. Sin embargo, la velocidad a la que corren es tan elevada, que les resulta muy difícil a estos depredadores atraparlos. En el campo de los cielos las cosas puede que cambien un poco para el correcaminos real. En los aires, sus principales enemigos son las aves rapaces, como por ejemplo los halcones. Ante enemigos de estas dimensiones suelen caer con mayor frecuencia que ante los coyotes.

En definitiva, la respuesta a si existe el correcaminos es, como vemos, rotundamente afirmativa. De hecho, muchos de los dibujos animados más clásicos de todos los tiempos, no son más que una versión romantizada de la realidad. ¿Caso perfecto de ejemplo? Los simpáticos Mickey y Minnie Mouse. Y tú, ¿Conocías de la existencia del correcaminos real? ¿Habías imaginado que este pájaro tenía en realidad tal capacidad de correr velozmente? ¿Sabías que la tortura del coyote por cazarlo, también fue extraída de la realidad? Déjanos tus opiniones en un comentario. ¡Estaremos encantados de leerte! Y mientras tanto, te dejamos con este artículo en el que te contamos sobre los más lindos e increíbles animales azules.