La historia del hundimiento del Titanic marcó un hito en su época y en los años posteriores, tanto así que todavía repasamos una y otra vez cómo fue que sucedió, y han surgido, con el tiempo, distintas teorías sobre cómo se hundió el Titanic. Sin duda, se trató de un acontecimiento histórico que dejó huellas en la vida de muchos y en la humanidad. Esta historia, además, arrastró las vidas de muchos hombres, entre ellos la vida de Harold Bride, la cual tuvo un antes y un después del hundimiento del Titanic, así como el mundo tuvo un antes y un después de la llegada de Cristo. ¿Quieres conocer la increíble historia del telegrafista que iba a bordo de este barco? En Supercurioso hemos recopilado los detalles de su vida, ¡acompáñanos a conocerlos!

Harold Bride, el telegrafista superviviente del Titanic

Harold Bride, el telegrafista superviviente del Titanic

Son muchos los misterios del Titanic que todavía no se resuelven, el cómo este barco se hundió sigue siendo una intriga para muchos. Después de todo, este barco se consideraba indestructible. Por eso es importante repasar la historias de quienes se vieron en medio de este trágico accidente y, pese a todo, lograron sobrevivir. La historia de Harold Bride es una de esas, este joven telegrafista trabajó en este imponente barco durante el viaje que lo enterraría en el fondo del mar. Vamos a indagar un poco más en la historia de este telegrafista que sobrevivió a la tragedia.

1. La vida de Harold Bride

Harold Bride nació en Londres, el 11 de enero de 1890, 22 años antes de que zarpara el Titanic. Harold era el menor de tres hijos y, luego de intentarlo bastante, terminó abandonando la escuela. No obstante, no quedó perdido en el mundo: el joven Harold, luego de dejar la escuela, se dedicó a trabajar para poder costear sus estudios de telegrafista, los cuales logró completar para el año 1911. Un año más tarde se embarcaría en el Titanic.

Aunque solo contaba con 22 años cuando zarpó el gran barco, Harold ya había trabajado en otras 5 embarcaciones antes de asumir las labores de telegrafista en el Titanic. Por lo tanto, no era su primera vez en un bote, ni su primera experiencia mar adentro. No obstante, esta sería una de las más importantes de todas. Aunque Harold no sea una de las curiosidades de la película Titanic, su actuación fue fundamental durante el accidente, y su rápida acción ayudó a salvar a más personas.

Aunque hoy en día es el más conocido, Harold Bride tampoco fue el único telegrafista abordo de este gran barco. De hecho, su puesto era el de segundo telegrafista, y trabajaba bajo las órdenes de Jack Phillips. Pese a que ambos eran telegrafistas experimentados, al menos hasta cierto punto, ambos recibieron instrucciones y un curso especial en Belfast antes de que zarpara el barco, cuestión que ayudó a salvar a muchos de los pasajeros del Titanic.

2. La tragedia contada por un superviviente

El telegrafista del Titanic, la historia contada por un superviviente

Harold Bride, como telegrafista superviviente del Titanic, fue uno de los testigos principales en las investigaciones sobre el desastre. La prensa intentó cuestionar su actuación resentida porque no había atendido sus preguntas mientras estaba en el Carpathia. Harold dijo que su prioridad siempre habían sido los supervivientes y no la prensa. Finalmente, fue considerado uno de los héroes del Titanic. Sólo durante la Primera Guerra Mundial volvió a embarcarse para trabajar como telegrafista. Cuando acabó la guerra se retiró con su esposa e hijos a Escocia donde trabajó como vendedor, aunque mantuvo una emisora de radio-aficionado en su hogar hasta su muerte en 1956.

Por suerte, su relato sobre cómo se hundió el Titanic quedó inmortalizado en el tiempo, y hoy en día todavía podemos recurrir a él para ilustrarnos sobre lo que pasó aquella trágica noche en la que este gran barco se dio de bruces contra un iceberg. Vamos a conocer las palabras de Harold Bride sobre aquella fatídica noche:

«Estaba consciente de despertar y escuchar a Phillips enviando a Cape Race. Leí lo que estaba enviando. Era un asunto de tráfico. Recordé lo cansado que estaba y me levanté de la cama para aliviarlo. Ni siquiera sentí el shock. Casi no sabía que había sucedido hasta después de que el capitán se nos . No hubo ninguna sacudida.
yo estaba de pie por Phillips diciéndole que ir a la cama cuando el capitán puso la cabeza en la cabina.

«Hemos chocado contra un iceberg «, dijo el capitán. «Estoy haciendo una inspección para contar lo que ha hecho por nosotros. Será mejor que se prepare para enviar una llamada de asistencia. Pero no la envíe hasta que yo se lo diga «.
El capitán se fue y en diez minutos, debo estimar el tiempo, regresó. Podíamos escuchar una terrible confusión afuera, pero no había nada que indicara que había algún problema. La conexión inalámbrica funcionaba perfectamente.

«Envía la llamada de asistencia», dijo el capitán, apenas asomando la cabeza por la puerta. «¿Qué llamada debo enviar?», Phillips preguntó. «La regulación internacional pide ayuda. Solo eso».

Entonces el capitán se fue. Phillips comenzó a enviar CQD. Él lo desvió rápidamente y estábamos bromeando mientras lo hacía. Todos nos hicimos a la luz del desastre. Bromeamos de esa manera mientras él emitía señales durante unos cinco minutos. Luego regresó el capitán.

«¿Qué estás enviando?», preguntó.

«CQD», respondió Phillips.

El humor de la situación me atrajo. Interrumpí con un pequeño comentario que nos hizo reír a todos, incluido el capitán.
«Envia SOS», dije. «Es la nueva llamada, y puede ser tu última oportunidad de enviarla».

Phillips con una carcajada cambió la señal a SOS.

Es este el relato del momento exacto en el que enviaron la señal de alarma. Como se lee en la historia, Harold se encontraba dormido en el momento en el que todo empezó. Se despertó, convulso, confundido, anonadado, sin entender nada. Cuando encontró a Phillips, lo encontró cansado, agobiado. El capitán les ordenó mantenerse alerta y prepararse para pedir auxilio. A los 10 minutos volvió el capitán y pidió enviar la señal a cualquier barco que estuviera cerca.

En medio de la premura, quizá como una manera de aliviar la tensión o como una forma de evadir lo que tenían tan presente, a Harold Bride se le ocurrió hacer un chiste: hasta entonces la señal de alarma tradicional era CQD, pero hace no tanto había surgido un nuevo código y esa era una oportunidad excelente para utilizarlo: SOS. «Es la nueva llamada, y puede ser tu última oportunidad de enviarla». No sabían qué tan cerca de la verdad estaba esa frase, pero pronto lo averiguarían.

3. La odisea

«Cuando regresé de un viaje, noté que estaban posponiendo a mujeres y niños en botes salvavidas. Noté que la lista hacia adelante estaba aumentando. Phillips me dijo que la conexión inalámbrica se estaba debilitando. El capitán vino y nos dijo que nuestras salas de máquinas estaban tomando agua y que la dinamos podría no durar mucho más. Enviamos esa palabra al Carpathia.

«Subí a cubierta y miré a mi alrededor. El agua estaba bastante cerca de la cubierta del barco. Hubo un gran revuelo a popa, y cómo pobre Phillips continuó no lo sé. Era un hombre valiente. Aprendí a amarlo esa noche y de repente sentí una gran reverencia al verlo parado allí pegado a su trabajo mientras todos los demás estaban furiosos. Nunca viviré olvidar el trabajo de Phillips durante los últimos quince minutos.

«Yo miré afuera. La cubierta del barco estaba inundada. Phillips se aferró a enviar y enviar. Se aferró durante unos diez minutos, o tal vez quince minutos después de que el capitán lo había liberado. El agua entraba en nuestra cabaña.

«Mientras trabajaba, sucedió algo que odio contar. Estaba de regreso en mi habitación, obteniendo el dinero de Phillips para él, y cuando miré por la puerta vi a un fogonero, o alguien de las cubiertas inferiores, inclinándose sobre Phillips desde atrás. Phillips estaba demasiado ocupado para darse cuenta de lo que estaba haciendo el hombre. El hombre le estaba quitando el salvavidas de la espalda a Phillips».

Lo que siguió fue una lucha por la vida de Phillips. Tanto el fogonero como Harold Bride y Phillips sabían que la vida de quien tuviera el salvavidas perduraría, y que la del otro perecería. La lucha, fue, por lo tanto, cruenta, pero entre los dos hombres lograron disuadir al extraño. Ya con el chaleco, ambos se dirigieron hacia uno de los últimos botes. Para entonces, todavía se sentía el bullicio en la embarcación, así como esas frases de la película Titanic que después conoceríamos: los botes se acababan, pero todavía quedaban bastantes personas en el barco. Es en esos momentos cuando uno nota lo irremediable de la tragedia.

Luego Harold fue en busca de un bote. La última vez que vio a Phillips, este corría por la popa. No sabía que no lo vería más, su amigo no lo lograría. Encontrar un bote fue otra de sus grandes batallas: Harold Bride caería al mar y tendría que luchar contra la marea y las otras personas para conseguirse un puesto en un bote salvavidas. En medio de la confusión, terminaría por fracturarse un pie y el otro se le congelaría. Para salvarlo, los marinos del bote que acudió al rescate tendrían que alzarlo. Por suerte, por fortuna, gracias al hado, si se quiere, Harold saldría vivo de esta y, más allá de esto, incluso seguiría sirviendo como telegrafista del Carpathia, el bote que había acudido al rescate.

La historia de Harold Bride, así como la de Violet Jessop, la camarera del Titanic, es uno de los relatos más salvajes y fuertes de este acontecimiento, así como uno de los más ilustrativos sobre lo que ocurrió aquella trágica noche. Después de aquella noche, Harold no volvería a trabajar en un barco hasta el estallido de la Segunda Guerra Mundial.

¿Qué te ha parecido la historia de Harold Bride? ¿Conocías la visión del telegrafista del Titanic? Y, ¿conoces alguna otra historia sobre el Titanic que quieras compartir? Déjanos tu opinión en los comentarios, ¡estaremos deseando leerte!