El ser humano, en su andar por el mundo, ha sido capaz de la creación de ciencia, belleza y arte. Basta con recordar a genios como Albert Einstein, Marie Curie o Leonardo Da Vinci, para apreciar cualidades extraordinarias de la naturaleza humana. Pero, en contraposición, la maldad, el fanatismo, la oscuridad y la crueldad extrema también se han abierto paso en las diferentes épocas. Desde las guerras de todos los tiempos hasta los métodos de tortura que vieron su apogeo en la Edad Media, cientos, miles de seres humanos han tenido que atravesar horrores que resultan muy difíciles de describir. Pero como la memoria histórica es la principal herramienta para no volver a la vorágine de la maldad, hoy en Supercurioso hemos investigado y te presentamos los peores castigos de la historia. Eso sí, te advertimos: No es un contenido apto para sensibles.
Los 10 peores castigos de la historia
1. El Desentrañamiento
Iniciamos este terrorífico recorrido por los peores castigos de la historia con el desentrañamiento. Se trata de una tortura que comienza con un corte longitudinal y otro transversal en el vientre de la persona torturada. Con estos cortes se consigue dejar al descubierto todos los órganos internos del abdomen y se procede a extraerlos uno a uno, exceptuando los órganos vitales, para así poder mantener a la persona viva.
A la vez que se van extrayendo los órganos, son mostrados a su dueño, consiguiendo causar un grandísimo terror equiparable al dolor que está sufriendo. Para que la persona torturada no se desmayara del dolor se usaban brebajes de hierbas que lo mantenían despierto. En el cine uno de los desentrañamientos más famosos es el protagonizado por Mel Gibson en la película «Braveheart».
2. El aplastamiento de cráneos
Otro de los peores castigos de la historia era el aplastamiento de cráneos. Para practicarlo, se empleaba uno de los más horribles instrumentos de tortura diseñados por la mente humana: Una especie de casco que se ponía sobre la cabeza de la persona torturada. Ésta se acomodaba debajo de un potente tornillo, que se iba apretando paulatinamente hasta conseguir unas consecuencias catastróficas. El primero de los síntomas era el sangrado por las encías, luego los dientes estallaban entre sí, la mandíbula se partía, los ojos se salían de las órbitas y por último el cráneo cedía y con el aplastamiento del cerebro llegaba la muerte.
3. Una rata en el estómago
El concepto al igual que el nombre es muy sencillo aunque enrevesadamente cruel. Se pone encima del abdomen del torturado una rata y a su vez esta se cubre con un cubo metálico, quedándose sin salida. El torturador comienza a calentar el cubo hasta alcanzar una temperatura que obligue a la rata a escapar, en este caso la única vía de escape es hacer un agujero en el estómago de la persona e introducirse por sus entrañas. Como podéis imaginar el dolor debe de ser indescriptible, ya que la rata seguirá huyendo del calor y, por lo tanto, seguirá escarbando.
4. El empalamiento
Como te contábamos, este post no es apto para sensibles. Si ya estas al tope de tu resistencia, permítenos contarte que aún falta uno de los peores castigos de la historia, y de los más populares. El empalamiento es una de las torturas más conocidas y desagradables que se han inventado jamás. Consiste en clavar una estaca de grandes dimensiones en el suelo y después clavar a la persona torturada, poco a poco, desde el ano hasta que la estaca salga por la boca. Uno de los personajes históricos que llevó demasiado lejos esta tortura fue Vlad III, también conocido como el empalador. Llego a empalar a más de 20.000 personas y es en él en quién se inspiró Bram Stoker para escribir su novela Drácula.
5. La dama de hierro
No se trata de Margaret Thatcher, sino de una de las torturas más crueles, dolorosas y agonizantes que han existido. Consiste en un sarcófago parecido al que utilizaban los egipcios para enterrar a sus faraones, pero con la pequeña diferencia de que las paredes internas estaban llenas de grandes pinchos metálicos que se clavaban en los lugares más dolorosos de la persona torturada, pero sin llegar a matarla. Una vez más tenemos a un personaje histórico que recurrió habitualmente a este tipo de tortura: la sanguinaria Isabel Báthory. Esta condesa de Hungría estaba obsesionada por el envejecimiento y pensaba que la sangre de sus jóvenes doncellas la hacía mantenerse más joven.
Es por ello que cogía a un gran número de doncellas y las encerraba en el artilugio. «La dama de hierro» las desangraba, pero a la vez las seguía manteniendo con vida para poder repetir este proceso tantas veces fuera necesario. Como es de esperar, muchas de estas doncellas morían tarde o temprano, por lo que la condesa tenía que buscar a más. Se dice que llegó a dejar sin doncellas todos los poblados colindantes a su castillo.
6. La cuna de Judas
El siguiente entre los peores castigos de la historia es la cuna de Judas. Se trata de otro de los macabros inventos que sólo se les pueden ocurrir a las mentes más retorcidas. Consistía en un taburete con punta en el que a la persona torturada se arrojaba constantemente con pesos hasta destrozarlo o partirlo por la mitad comenzando desde la zona genital. Con el dibujo que dejamos a continuación entenderéis lo macabro de este artefacto.
7. El desgarrador de senos
Sumamos a la lista de los peores castigos de la historia, uno diseñado especialmente para las mujeres. Se trataba de un instrumento de tortura en forma de tenaza, que acababa en cuatro afiladas puntas. Éstas se aplicaban al rojo vivo sobre los senos, desgarrándolos. Alcanzó gran popularidad durante el Imperio Romano, y también fue utilizado por la Inquisición en Europa.
8. La tortura del agua
Generalmente, estamos acostumbrados a ver el agua como algo necesario y saludable, pero tan retorcidas pueden llegar a ser algunas mentes, que la transformaron en tortura. En éste, que se cuenta entre los peores castigos de la historia, se ataba a la víctima con un alambre de espino y se le tapaba la boca con trapos para impedir que pudiera vomitar. Entonces se le empezaba a introducir agua por los conductos nasales hasta que el estómago estuviese a punto de explotar. El forcejeo hacía que los alambres se clavaran, desgarrando la piel. Y por si fuera poco, una vez hinchado el estómago los torturados empezaban a patear a la víctima y saltar sobre ella, hasta que simplemente explotaba.
9. Descuartizado por caballos
Si has visto películas de época, seguro que este espantoso castigo no te será desconocido. En la muerte descuartizado por caballos, se ataba una cuerda a cada extremidad de la víctima, y al otro extremo, un caballo. Entonces a cada caballo se le fustigaba para que corriese, arrancando así las piernas y los brazos del prisionero. Este método era una ejecución pública muy popular, que solía reservarse para asesinatos o intentos de asesinatos de los miembros de la realeza.
10. El Toro de Falaris
Cuando pensabas que ya no existiría una tortura que pudiera causar más dolor te presentamos al Toro de Falaris, la última de nuestra lista con las torturas más crueles de la historia. Este toro que lleva el nombre del tirano que lo mandó a crear es metálico y hueco. En él se introducía a los torturados y debajo se encendía una hoguera. Con esto se conseguía que el metal adquiriera temperaturas extremas y que la persona en el interior del toro comenzara a cocerse viva: primero perdía la piel fundida con el metal y poco a poco la carne comenzaba a asarse hasta que la persona moría definitivamente de dolor. Los gemidos que producían las víctimas salían al exterior por los orificios nasales del toro y parecía que el toro en sí era el que estaba mugiendo. Cuenta la leyenda que el propio creador del artilugio de tortura, Perilo, fue la primera persona en probar el artefacto después de que lo metieran dentro las tropas de Falaris.
Y tú, ¿Conocías los peores castigos de la humanidad? ¿Imaginaste las dimensiones tan elevadas de crueldad a las que puede acceder el espíritu humano? Sin duda, un hallazgo estremecedor. Si prefieres ves esta información en video, a continuación te dejamos con el que preparamos para ti en nuestro canal de YouTube.
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