Existe un nombre en la historia del arte mexicano que si bien ha sido ensombrecido por la figura de Frida Kahlo (las obras de ambas artistas fue ampliamente comparadas), todavía brilla con luz propia. Nos estamos refiriendo a Olga Costa, la talentosa artista que hizo de México su casa e inspiración. Ambas fueron grandes artistas que vivieron grandes similitudes en sus vidas, tanto a nivel profesional como personal. Y si algo las define, además de su frágil amistad, fue que nunca dejaron de lado sus raíces; muy por el contrario, las enmarcaron en cada una de sus obras. Hoy en Supercurioso te proponemos acercarte a Olga Costa para conocer más acerca de ella. ¿Nos acompañas?

¿Qué tiene Olga Costa en común con Frida Kahlo?

1. Quién fue Olga Costa

Olga Costa

Después de que su padre, el músico y actor político ruso Jakob Kostakowsky, fuera liberado de la cárcel en 1925, toda la familia embarcó en Berlín para llegar a Ciudad de México. Allí se establecerían cuando Olga apenas contaba con 12 años, una edad en la que ya contaba con una gran cultura y bagaje plástico muy desarrollado. Hay que tener en cuenta la existencia de la Bauhaus en Berlín desde antes de esa fecha, y, además, el padre de la artista siempre estuvo involucrado en todas las cuestiones culturales de la época, influenciando enormemente a su hija. Un aspecto que podemos encontrar también en la infancia de Frida, tal como apreciamos en el artículo dedicado a Los Padres de Frida Kahlo.

Rápidamente establecen contactos con la élite cultural mexicana, gracias a lo cual establecería lazos de amistad con el artista Diego Rivera. Tal era la admiración de nuestra protagonista por el artista que decidió dejar de lado la música (ámbito en el que se había desarrollado hasta entonces) para entregarse plenamente a la pintura. 

Este cambio en el rumbo de su vida fue verdaderamente significativo para Olga Costa, y desató a su vez que la relacionaran con Frida Kahlo en el plano personal. Diego Rivera se convertiría en el hombre que marcaría el amor y la obra de estas dos mujeres (como pudimos explorar en nuestras entradas dedicadas a Frida Kahlo y Diego Rivera y, más generalmente, a Los amantes de Frida Kahlo). Pero no sólo ganó cierta popularidad Olga Costa; de hecho, su enorme talento y su intensa producción pictórica inspirada en México. Algo que no es difícil de entender, pues basta con conocer algunas de las Curiosidades de México y sus paisajes para enamorarse perdidamente de esta tierra.

Volviendo a la influencia paterna, concretamente a las ideas políticas de izquierda, ésta se puede rastrear en lienzos como Niño muerto (1944) o La niña de las palmas (1944). No en vano, su padre se afilió al círculo de Silvestre Revueltas, perteneció al Partido Comunista de México (PCM) y a la Liga de Escritores y Artistas Revolucionarios (LEAR) dándole rienda suelta a sus ideas de izquierda. 

La obra de Olga Costa, más allá de sus planteamientos políticos, cosechó un gran éxito. El jurado del Premio Nacional de Ciencias y Artes en el campo de las Bellas Artes, le otorgó en 1990 el reconocimiento a su obra artística y su quehacer cultural. Tres años después, no obstante, llegaría la muerte de la artista en Guanajuato, México. 

2. Los orígenes de la comparación con Frida Kahlo

Todos los artistas crean obras diferentes y completamente personales, incluso si pertenecen a la misma escuela o generación, por lo que la comparación entre ellos puede llegar a atentar contra la valoración de su propia obra. Sin embargo, parece innegable que todos nosotros terminamos ejerciendo ciertos juicios de valor que nos hacen entender a un artista como mejor, o más propenso a nuestro gusto, en comparación a otros

Es en este contexto, además de por todas las similitudes, que parece lógico relacionar las obras de dos pintoras de origen alemán y establecidas en México en la década de 1930. Pero aunque Olga Costa y Frida Kahlo guardaron características similares, sus pinturas muestran una mirada diferente, tanto de sí mismas como de la que fue su tierra. Si bien es cierto, la rivalidad entre sus dos esposos no permitió que floreciera entre ellas una amistad, pero sus fuertes afiliaciones a partidos de izquierda y comunistas también las acerca en la distancia que mantuvieron en vida.

Cabe mencionar que Costa y Kahlo también compartieron la transformación que se aprecia en sus respectivos autorretratos. En Autorretrato con traje de terciopelo (1926) se ve a una Frida sin todo el glamour del que se caracterizó; blanca, de cuello largo y facciones a escuálidas. En el Autorretrato (1947) de Olga Costa, esta se muestra con sus ojos azul claro, nariz recta y tez blanca, el color verde de su blusa realza sus rasgos físicos y facciones europeas.

La pintura de Frida Kahlo fue totalmente autobiográfica, no se puede entender Frida sin su pintura, ni ésta sin ella. Mientras que Olga Costa trató de vislumbrar en el exterior de sí misma, convirtiéndose su obra en una necesidad para entender la historia y pintura mexicana. En cualquiera de los casos, Olga parece estar condenada a vivir bajo la sombra de Frida. Resulta prácticamente imposible al mirar las pinturas de Olga no pensar en el trabajo de Frida, quizás por su marcada mexicanidad y, claramente, por su inmenso talento y uso del color.

Nosotros nos despedimos aquí por hoy, pero no sin antes animarte a que nos dejes un comentario contándonos todas tus impresiones. ¿Sabías ya quién fue Olga Costa? ¿Y los motivos que la relacionaban con Frida? ¿Qué opinas acerca de las obras de ambas artistas? Déjanos tu opinión, te leeremos encantados. 🙂