Sí. Debemos reconocer que la tecnología ha transformado nuestra vida y es un factor decisivo en la evolución. Y sus efectos se han dejado sentir desde hace mucho. Si viajamos un siglo atrás nos daremos cuenta de cómo el uso de maquinaria industrial y de motores, representó una absoluta revolución para la época. Pues, lo mismo pasa en la actualidad con los dispositivos electrónicos, cada vez más integrados en nuestras actividades diarias. Aquello representa aspectos positivos, evolución y oportunidades. Pero también puede traducirse en la presencia de trastornos tecnológicos que afecten nuestra salud, nuestra visión del mundo y nuestras relaciones interpersonales. Acompáñanos en Supercurioso a conocer las enfermedades tecnológicas cuya incidencia en el mundo moderno parece no detenerse.
10 trastornos tecnológicos de los que nos debemos cuidar
En primer lugar, debemos ubicar en el origen de internet todos estos cambios. La posibilidad de acceder a una central universal de información y comunicación, ha permitido que el concepto de globalización se asuma como una realidad. Pero más allá de ello, la psicología humana se ha vuelto cada vez más dependiente de los dispositivos que acompañan su día a día, y esto puede representar no pocos problemas. Veamos cuáles son esos trastornos tecnológicos de los que nos debemos cuidar.
1. El síndrome de la llamada imaginaria
Iniciamos este recorrido por las enfermedades tecnológicas más populares, hablándote acerca del síndrome de la llamada imaginaria, que seguro tu mismo habrás experimentado en alguna oportunidad. En él, el usuario de teléfono móvil cree que ha timbrado o vibrado su dispositivo. La explicación es que nuestro cerebro ha empezado a asociar al teléfono móvil cualquier impulso que recibe, especialmente si estamos estresados. Hasta el 70% de los usuarios de dispositivos móviles han sufrido alguna vez este trastorno.
2. La nomofobia
Y entre los trastornos tecnológicos más insólitos, y al mismo tiempo más comunes, aparece la nomofobia. Esta se materializa como una angustia excesiva por no tener acceso al teléfono móvil.
Puede variar desde una ligera sensación de incomodidad hasta un ataque grave de ansiedad. Muchos usuarios incluso experimentan miedo al darse cuenta de que su móvil no está donde debería estar. El nombre de este trastorno se derivada de tres palabras: “no”, “móvil” y “fobia”.
3. La depresión del Facebook o Instagram
Y sin duda que entre las enfermedades tecnológicas más alarmantes, y que ataca con especial fuerza a la población más joven, está la depresión de Facebook o de Instagram. Y es que, en un mundo en el que buscamos siempre la validación social, no tenerla puede representar un gran drama.
Este trastorno se pone de manifiesto cuando la persona se siente afectada o deprimida por tener muchos contactos en las redes sociales o por la falta de ellos. Lo más habitual es entrar a Facebook o Instagram para alabar a los amigos, subir fotos o escribir sobre acontecimientos agradables. Pero los usuarios que pasan mucho tiempo en las páginas de redes sociales de otras personas suelen sentirse deprimidos porque comparan la vida de estos usuarios con la suya propia y sienten que su vida es poco interesante y aburrida.
4. La dependencia de internet
Sí. Sabemos que el internet es una herramienta vital en nuestro día a día, que nos permite trabajar, comunicarnos, divertirnos… Pero cuando se convierte en dependencia, pasa a ser uno de los trastornos tecnológicos más delicados. Ocurre cuando la persona siente una necesidad enfermiza de estar todo el tiempo conectado a la Red. Puede afectarse seriamente la vida privada y social del enfermo. También existe la vertiente de la Whatsappitis en la que la persona desarrolla una adicción por estar conectado a su WhatsApp.
5. La dependencia de videojuegos en línea
Esta es una de las enfermedades tecnológicas que más afectan a los niños y adolescentes. Se trata simplemente de una manía obsesiva a estar jugando todo el tiempo. Es un trastorno muy parecido al anterior y muy extendido.
Recientemente, para rehabilitar a los que padecen esta enfermedad, se han creado varios programas semejantes a los de Alcohólicos Anónimos. En algunos países, como China, ya existen centros de desintoxicación de internet donde personal calificado ayuda a los internos.
6. El efecto Google
Otro de los trastornos tecnológicos en los que todos hemos caído más de una vez es el efecto Google. El cerebro se niega a recordar información como consecuencia de la posibilidad de acceder a ella en cualquier momento. ¿Para qué aprender algo de memoria si los buscadores nos permiten encontrar cualquier dato cuando lo necesitemos? Esta enfermedad puede padecerla tanto el que no tiene ganas de memorizar como cualquier usuario de internet.
7. La Cibercondria
Otra de las más curiosas y peligrosas entre las enfermedades tecnológicas es la cibercondria. Se trata de un trastorno donde la persona se convence de que padece alguna o varias enfermedades de cuya existencia se ha enterado en internet. Quien lo padece puede empezar a sentirse realmente mal a causa del efecto nocebo, lo contrario al efecto placebo. Es un mal que también se está extendiendo rápidamente entre la población.
8. El Cibermareo
Este es de los trastornos tecnológicos más curiosos. Se trata de un mareo que sienten algunas personas cuando viajan en un medio de transporte. La palabra fue acuñada en los años 90, cuando aparecieron los primeros dispositivos de realidad virtual y los usuarios de esta tecnología presentaban mareos. El concepto de “realidad virtual” está un tanto olvidado hoy día.
9. El síndrome de Hikikomori
Otra de las enfermedades tecnológicas más interesantes para estudiar es el Síndrome de Hikikomori. Se trata de un término con el que se define a las sociedades que pasan del uso de las pantallas, al abuso. Y del abuso, a la adicción. Entonces, las personas que lo padecen priorizan los entornos virtuales y los convierten en su principal espacio de interacción, en detrimento de las relaciones personales reales, y reduciendo su contacto con el mundo exterior por largos períodos de tiempo.
10. El Phubbing
Y cerramos nuestro recorrido por los peores trastornos tecnológicos con el Phubbing. Se trata de una patología en la que las personas no tienen ningún tipo de autocontrol en relación con los tiempos de uso del teléfono celular.
Se manifiesta como una necesidad incontrolable de tomar el celular para revisar cualquier cosa, sin ningún objetivo en particular. Ello se traduce en que ignoramos a la persona que tenemos en frente, por priorizar la atención al dispositivo.
¿Has visto a un grupo de amigos o a una pareja cenando, y que estén navegando en el teléfono, en lugar de mirarse a los ojos o simplemente conversar? Pues es la forma en la que se manifiesta este trastorno.
El uso y grado de invasión de la tecnología en nuestra vida diaria es responsabilidad de cada persona. Las enfermedades tecnológicas pueden afectar la calidad de nuestra vida y nuestros vínculos interpersonales, así que conviene tomar conciencia sobre el uso que le estamos dando a nuestros dispositivos, de forma que representen un aporte y no un problema.
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