Hablar del Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán nos lleva en un tétrico viaje a uno de los capítulos más oscuros en la historia de la humanidad. Obsesión, odio, ambición y genocidio, todo se integra en una fórmula macabra que terminó no solo con las muertes de soldados en la guerra, sino también con la aniquilación de más de seis millones de personas, muchas de ellas seguidoras de la fe judía. Pero entre los muchos matices del nazismo y su guerra, el de la salud fue uno de los más cruentos. La clínica infantil Am Spiegelgrund es una de las más horrorosas pruebas.

Desde la primavera de 1938, el régimen nazi exigió a médicos, enfermeras y parteras de los hospitales austríacos que notificasen cualquier alteración mental que detectasen en recién nacidos y niños que pasasen por sus instalaciones. El motivo fue la aplicación del llamado «Aktion T4», el programa de eutanasia nazi. Acompáñanos en Supercurioso a conocer lo que ocurría en Am Spiegelgrund, la despiadada clínica infantil dirigida por nazis.

Am Spiegelgrund, la clínica infantil dirigida por nazis

clínica infantil nazi

La Am Spiegelgrund fue una institución en Viena, Austria, que operó durante la era del régimen nazi en la década de 1940. Sin embargo, a diferencia de lo que podría esperarse de una institución de cuidado de la salud, la Am Spiegelgrund tenía una oscura realidad detrás de su fachada, tal como era de esperarse en el caso de las instituciones manejadas por el régimen. Esta clínica era inicialmente un hospital pediátrico que se convirtió en una institución para el cuidado de niños con discapacidades mentales y físicas durante la era del Tercer Reich en Austria.

Sin embargo, con la llegada de la ideología nazi, la Am Spiegelgrund se convirtió en un lugar siniestro donde se llevaron a cabo atrocidades en nombre de la «higiene racial» y la «eutanasia» de personas consideradas «indeseables» o «incurables» según los criterios de la pseudociencia nazi.

Estaba compuesto por dos pabellones, uno que actuaba como reformatorio para niños y un sanatorio. En esta clínica se «ocupaban» de niños considerados enfermos, discapacitados, irrecuperables o ineducables.

En la Am Spiegelgrund se llevaron a cabo experimentos médicos inhumanos, así como la esterilización forzada y asesinato de niños con discapacidades, enfermedades genéticas y mentales, y otros considerados socialmente indeseables, según la ideología nazi.

Se utilizaban métodos crueles como la privación de alimentos, la administración de drogas venenosas y la aplicación de medidas violentas para eliminar a aquellos que no cumplían con los estándares de «perfección» establecidos por el régimen nazi.

A pesar de los esfuerzos por encubrir estas atrocidades, muchos niños murieron en la Am Spiegelgrund como resultado de los abusos y la negligencia. Años después del fin de la Segunda Guerra Mundial, se descubrieron los horrores que ocurrieron en la institución, lo que llevó a juicios y condenas a algunos de los involucrados en estos crímenes.

Las víctimas de la Am Spiegelgrund

clínica infantil nazi

Entre las paredes de este horrible lugar murieron asesinados al menos 789 niños. Los cerebros de los cuales fueron conservados en frascos en formol para su posterior estudio. Algunos tuvieron la suerte de morir por una inyección letal o gaseados. Pero muchos otros sufrieron muertes atroces, víctimas de experimentos de médicos nazis. Fueron utilizados como conejillos de indias para investigar enfermedades como la tuberculosis, de las que se les inyectaba la bacteria o el virus para que contrajeran la enfermedad.

También se les dejó morir de inanición o víctimas de las inclemencias del tiempo, ya que se les abandonaba en un balcón, a la intemperie, hasta que enfermaban y posteriormente morían. A las familias se les notificaba que su hijo había sufrido un empeoramiento en su estado o que había contraído una enfermedad y unos días después recibían una sentida carta en la que se les decía que había fallecido a pesar de haber recibido los mejores cuidados.

El programa Aktion 4

Am Spiegelgrund

En la clínica Am Spiegelgrund se aplicó el llamado programa Aktion 4. Se trató de un plan creado y llevado a cabo durante el régimen nazi, en el cual médicos y enfermeras eran responsables de la eliminación de aquellas personas consideradas «improductivas, enfermos incurables o, en el caso de niños, aquellos que tuvieran taras hereditarias».

Se cree que fueron asesinados más de 200.000 seres humanos. La propaganda nazi presentaba a estas personas como «vidas indignas de ser vividas» y justificaba su asesinato como un acto de compasión hacia el enfermo y a la vez un beneficio para la comunidad.

Muchas enfermeras se negaron a llevar a cabo las indicaciones del programa «Aktion 4» y fueron acalladas con amenazas o despedidas de sus puestos. Las familias protestaron y tanto la iglesia católica como la protestante elevaron quejas al gobierno nazi por lo que veían como asesinatos encubiertos. Consiguieron que el Aktion 4 fuera suspendido oficialmente en 1941, pero realmente el plan se siguió llevando a cabo hasta finalizada la guerra.

Los directores de la clínica

Am Spiegelgrund

La clínica infantil Am Spiegelgrund fue dirigida durante los años que duró la Segunda Guerra Mundial por los doctores afiliados al partido nazi Ernst IllingHeinrich Gross.

Ernest Illing fue capturado al finalizar la contienda y condenado a muerte, pero Heinrich Gross, al que se consideraba directamente responsable de al menos 9 muertes de niños, fue condenado únicamente a dos años de prisión, de los que se libró por un tecnicismo legal. Vuelto a juzgar muchos años después, se suspendió el juicio, ya que se consideró que estaba senil debido a su avanzada edad, cosa que se comprobó más adelante que no era cierta.

Desgraciadamente, Am Spiegelgrund no fue la única clínica en la que el régimen nazi se cebó con los más débiles para conseguir lo que ellos consideraban una «higienización de la sociedad».

En definitiva, la historia de la Am Spiegelgrund es un oscuro recordatorio de los horrores perpetrados por el régimen nazi en nombre de su ideología distorsionada. Es un triste ejemplo de cómo la ciencia y la medicina pueden ser utilizadas con fines nefastos cuando se aplican criterios inhumanos y discriminación en contra de ciertos grupos de personas.

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