Se dice que la vida moderna es estresante, y sí, sin duda, vivir en una ciudad hoy en día requiere de ciertas adaptaciones fisiológicas que le permitan al cuerpo lidiar diariamente con los miles de estímulos a los que se ve sometido.

El estrés es todo aquel “sufrimiento” que sienten el cuerpo y la mente en situaciones que no podemos manejar de manera armónica y tranquila.

dolor

Desde pequeños estamos sometidos a estrés: con los primeros exámenes, con las peleas entre amigos, con las primeras salidas; pero después, y dependiendo del sitio en que se viva, hasta los niños están obligados a sufrir estrés: por llegar temprano a clase de música, de baile, de inglés, de fútbol…

estudio

Más adelante, la edad va aumentando también los niveles de preocupación, y luego será la universidad y las notas y los informes, y luego la oficina, y luego la pareja, y luego los hijos, y luego los divorcios, las finanzas, las muertes.

Llega un momento en que si no sabemos lidiar con el estrés hasta nos acostumbramos a él, y nuestro cuerpo se convierte en una bomba de tiempo que en el instante menos pensado explota y puede modificarnos seriamente la vida.

Desde cardiopatías hasta problemas gástricos, desde alopecia a migrañas, el estrés rige nuestras vidas, pero es por una razón: su efecto en nuestro cerebro.

4 efectos del estrés

Cuando hablamos de estos efectos nos referimos a cuando nuestro cerebro ha estado expuesto durante mucho tiempo a situaciones estresantes.

1. Daña las células cerebrales

Cuando sentimos estrés, se libera la hormona de glucocorticoides en el cerebro; ésta va debilitando gradualmente las neuronas hasta matarlas.

neuronas

Los glucocorticoides liberan otra hormona, la adrenalina, que si bien nos sirve cuando estamos en peligro, en situaciones normales lo que hace es llenarnos de nerviosismo y agitación.

Si la adrenalina no se quema o gasta (en la carrera que nos salvará la vida de un depredador, por ejemplo) puede resultar en una sobre producción de glucocorticoides, generando un círculo vicioso fatal para nuestro cerebro.

2. Se debilita la memoria

El aumento prolongado de los glucocorticoides alterará una de nuestras funciones principales: la memoria.

Es así porque cuando nuestras células neuronales se ven atacadas, no se efectúan nuevas conexiones ni nuevas terminaciones nerviosas.

cerebro

Y otro dato importantísimo: esta hormona impide el aprendizaje y que se asiente información nueva, por eso es imprescindible que los niños no se sientan estresados en la escuela. Si están en un entorno amigable y comprensivo, no les costará nada aprender.

3. Se reduce el tamaño del cerebro

Uno de los resultados más dramáticos al estar expuestos al estrés durante largos periodos de tiempo es que, en efecto, estructuras como el hipocampo se van reduciendo.

Es especialmente evidente en aquellas personas que han sufrido traumas y situaciones extremas de violencia. Al hipocampo perder tamaño, es decir, masa, perdemos la memoria, la concentración y la capacidad de planificar a corto y a largo plazo.

hipocampo

También reduce la irrigación sanguínea en el cerebro, lo que puede ocasionar accidentes cerebrovasculares o derrames cerebrales…

Y por trabajar más el corazón, hasta puede romperse.

4. Causa la depresión

Quien está estresado sabe que su humor también cambia. Por lo general, cuando nos sentimos agobiados no somos capaces de sentir alegría, o de motivarnos diariamente o siquiera de sentirnos ilusionados.

más estrés

Al contrario, nuestros sentimientos son más bien de ira, de tristeza, de desamparo en muchos casos. La apatía y la lentitud se nos vuelven cotidianas… y fisiológicamente, el cortisol aumenta en la sangre y altera todo nuestro metabolismo, enfermándonos y alterando el sistema inmunológico.

Cuando estamos expuestos a estas sustancias químicas por mucho tiempo, nuestro cerebro sencillamente dejará de producir endorfinas, esas hormonas maravillosas que producen bienestar, y cabe incluso la posibilidad de caer en una depresión.

preocupación

Visto todo esto, resulta más claro que el agua que debemos aprender a vivir más tranquilos, a gestionar nuestras preocupaciones, a discernir la verdadera importancia de las cosas, a ser felices, en resumen. Y a tener pensamientos positivos.

Valorar los pequeños detalles, tomarse el tiempo para disfrutar un atardecer, o sencillamente la compañía de los seres queridos le hará mucho bien a tu cerebro. Por eso, te invitamos a que pongas en práctica estos 8 modos sencillos de afrontar tu estrés.