Para hablar de la evolución de los tatuajes, será preciso hacer un recuento desde el origen de los tatuajes. Su paso a lo largo del tiempo se remonta al neolítico donde, con pigmentos naturales e instrumentos rudimentarios, practicaban el arte del tatuaje. En Supercurioso somos amantes de estas expresiones artísticas e identitarias, por ello hoy queremos llevarte por un recorrido, donde podrás conocer los tatuajes a lo largo de la historia. ¿Nos acompañas? 🙂
La evolución de los tatuajes
Aunque hay indicios de que los hombres del Neolítico ya grababan sus pieles con imágenes, el tatuaje como arte empezó a usarse en la sociedad del Antiguo Egipto hace más de 4.000 años. Es famosa, en este sentido, la momia de Amunet, la sacerdotisa de la vaca sagrada Hathor. Sus tatuajes eran diseños simples que combinaban puntos y rayas, tratándose entonces de la representación de su cosmovisión. Los asirios y fenicios también utilizaron los tatuajes, les gustaba marcarse la frente con símbolos relacionados con distintas divinidades. Y en el Imperio Romano, se tiene constancia de que los hombres bretones teñían sus pieles de azul para luchar contra Julio César y las mujeres tatuaban sus cuerpos ya con fines estéticos.
Si bien se tienen registros de que los tatuajes han existido casi desde el inicio de la humanidad, la evolución de los tatuajes ha traído consigo que, ahora, estos no sean hechos aislados, sino que se hayan convertido en una parte importante de la expresión de una sociedad. Fue así como en el siglo XIX hubo un gran cambio en la evolución de los tatuajes, porque pasaron de ser una marca extraña e incomprendida a ser parte de una identidad.
1. Los tatuajes en el siglo XIX
Poco se sabe sobre el uso del tatuaje durante la Edad Media y la Edad Moderna a excepción de los tatuajes vikingos (que eran en general representaciones del bien y del mal). No fue sino hasta principios del siglo XIX que la evolución de los tatuajes empezó a cobrar protagonismo, gracias a los marineros que regresaban de las expediciones hacia los mares del Sur.
Todo comenzó en una expedición comandada por el capitán Cook, que llegó a Londres desde Haití, en la cual trajo consigo aborígenes que tenían el cuerpo totalmente tatuado. Estos indígenas fueron expuestos como atracciones de feria. Junto a ellos, se trajeron la palabra polinesia tattu, que a su vez deriva de la palabra «tátau» que significa marcar o golpear. Y, aunque no se puede olvidar que los tatuajes a lo largo de la historia, en muchas ocasiones, se identificaron con personas extrañas y de vida desordenada, como los marineros, prisioneros y, por defecto, con criminales de toda clase, la tendencia se extendió rápidamente hasta nuestros días.
Así, en esta época, el uso del tatuaje se empezó a normalizar y a convertirse en una marca de orgullo y diferenciación voluntaria. A esto contribuyen los sideshows americanos que, desde 1830, comenzaron a instalar sus caravanas en torno a los circos ambulantes y que mostraban entre sus atracciones a hombres tatuados. También surgió la moda del tatuaje artístico entre la aristocracia europea. Las damas del séquito de la emperatriz Eugenia de Montijo, por ejemplo, lucían entre sus senos unas gotas de agua tatuadas y Sissí, la Emperatriz, mostraba tatuajes alusivos a su rango.
En 1891, el norteamericano Samuel O’Reilly inventó la máquina de tatuar eléctrica, que se basaba en la tecnología rotativa de la pluma de impresión autográfica de Thomas Edison, consiguiendo de esta manera un paso importante en la evolución de los tatuajes, haciendo que finalmente se extienda por todos los continentes. No obstante, otros tatuadores del momento habían estado experimentando con gran cantidad de prototipos antes de que O’Reilly patentara su máquina de tatuar.
2. El tatuaje en el siglo XX
El arte del tatuaje vivió durante el siglo XX diversos altibajos. A principios del siglo, los tatuajes eran comunes en los marineros, las razones más comunes por las que se tatuaban eran para identificarse con su trabajo. Eran tatuajes muy simbólicos, como la golondrina que significaba que el marinero había viajado 5.000 millas, o la tortuga, que quería decir que este había cruzado el Ecuador.
Entrados en los 20, la evolución de los tatuajes llegó hasta el maquillaje. La historia de la cosmetología muestra que en el siglo XX el número de personas que tenían acceso al maquillaje era limitado, por ser productos muy costosos. Por lo que los tatuajes eran utilizados por las mujeres para hacer sus cejas permanentes, aplicar un poco de color en sus mejillas o definir sus labios. No obstante, esta práctica seguía siendo tabú, es por eso que muchas de estas mujeres mantenían sus tatuajes en secreto. Desde la Primera Guerra Mundial, tanto en Europa como en Estados Unidos, se produjo un auge del tatuaje que podríamos ejemplificar por los miembros de grupos anarquistas, que se grababan distintos símbolos que los identificaban como parte de un grupo concreto.
Después de la Segunda Guerra Mundial, hubo épocas que fueron inestables y poco propicias para lucimientos personales. Por esto, durante muchos años mostrar un tatuaje no estaba del todo bien visto. Fue hasta la mitad del siglo XX cuando la evolución de los tatuajes llegó con el color. Los estilos del tatuaje no habían tenido muchos cambios, no obstante, cuando uno que otro artista talentoso empezó a introducir el color, la percepción sobre este arte corporal fue cambiando paulatinamente. El tatuador Norman Keith Collins, también conocido como Salior Jerry, fue el creador de algunos de los pigmentos introducidos en los tatuajes. Los tatuajes a lo largo de la historia —hasta aquella época— tendrían predominancia de temas náuticos y militares, pero después del color todo cambió…
A partir de los años 60, con la recuperación económica y social, la evolución de los tatuajes dio un paso más. El tatuaje pasó a ser considerado por las clases medias y altas como una manera de extravagancia consentida. Este auge se dio gracias a las celebridades y famosos de la época que iban tatuándose representaciones de toda clase; Nueva York fue especialmente importante en este periodo, pues era allí donde se encontraban grandes estudios de tatuajes, como el de Lyle Tuttle.
En las décadas de los 70 y 80 los tatuajes fueron introduciéndose en la sociedad hasta que fueron comunes en muchos de los jóvenes. Los tatuajes se convirtieron en una forma de expresión, llevando su evolución a lo que hoy en día conocemos como arte corporal. Todo esto gracias a la cultura punk y el rock, que no solo trajeron cambios en la forma de escuchar música, sino también en la estética e imagen de sus bandas.
3. La evolución de los tatuajes en el Siglo XXI
Los tatuajes a lo largo de la historia han llegado a ser una de las formas de representación más inmediatas, es por ello que la evolución de los tatuajes nos ha llevado hasta una aceptación total del arte corporal y sus formas. Tanto que, en la época de los 2000, los artistas iniciaron a explorar nuevas formas del tatuaje como: los tatuajes en acuarela o los tatuajes electrónicos. Asimismo, podemos encontrar tatuajes biomédicos que nos enseñan el estado de nuestra salud e incluso tatuajes sonoros. Mágico, ¿verdad?
Cuéntanos, ¿tienes algún tatuaje? ¡Te leemos! Y, por si quieres saber más sobre los tatuajes a lo largo de la historia, te recomendamos leer sobre los tatuajes de Ötzi, el hombre de los hielos.