La sociedad del Antiguo Egipto estuvo marcada por la excentricidad, el amor por el despliegue, el poderío, el honor a los gatos y la adoración de los Faraones como dioses. Basta recordar leyendas como el hallazgo de la tumba de Tutankamón, para viajar a las más exquisitas glorias del pasado de una civilización que es cuna de la humanidad. Pero entre las leyendas de este pueblo, pocas resultan tan interesantes y seductoras como la belleza de Cleopatra. De la última faraona es mucho lo que se ha dicho. Desde sus amantes hasta sus secretos de belleza han causado polémica. Hoy en Supercurioso queremos viajar a la antigüedad, para traer al presente a una de las mujeres más enigmáticas de todos los tiempos. Acompáñanos a conocer cómo era Cleopatra físicamente.
¿Cómo era Cleopatra físicamente?
Hablar de quién fue Cleopatra es sumergirnos en la historia de los personajes más interesantes del Antiguo Egipto. Esta poderosa mujer supo conquistar bajo su sensualidad e ingenio a dos de los hombres más poderosos de todos los tiempos: Julio César y Marco Antonio. La Faraona llegó al trono apenas teniendo diecisiete años, a pesar de la oposición de los hombres más influyentes de Alejandría. De alguna manera, la belleza de Cleopatra es un mito que supo nacer, crecer y alimentarse con el paso de los siglos.
Entre las curiosidades de Cleopatra, mucho es lo que se cuenta sobre sus rituales de baños en leche de burra y miel, la frescura de su rostro hidratado con agua de rosas, sus remedios contra el acné y su célebre maquillaje. El cine también ha contribuido en la construcción del mito: cada vez que vemos la representación de cómo era Cleopatra físicamente, nos encontramos con una mujer espigada, blanca, de ojos marcados, facciones finas, cabellos negros como el ébano y una figura sensual.
Pero, recientes investigaciones parecen indicar que la belleza de Cleopatra en realidad distó bastante de la imagen a la que nos han acostumbrado las películas. Fue Sally-Ann Ashton, egiptóloga de la Universidad de Cambridge, en Inglaterra, quien se dedicó a reconstruir las facciones del rostro de la Faraona. Para ello, se apoyó en esculturas y reproducciones de decoraciones de diversos templos de Dendera, una localidad ubicada al oeste del río Nilo, así como en los grabados de monedas muy antiguas. ¿Quieres saber cuál fue el resultado? ¡Sigue leyendo!
El verdadero rostro de Cleopatra
Según los hallazgos alcanzados por Ashton en sus investigaciones, la belleza de Cleopatra parece distar bastante de lo que hemos creído por siglos. La realidad es que son muy pocas las referencias históricas sobre su rostro, e incluso no existen claros testimonios de sus contemporáneos que hagan referencia a su belleza. Tan solo pocos comentarios como el de Cicerón, que se animó a decir que “Si la nariz de Cleopatra hubiera sido algo más pequeña, hubiera conquistado el mundo”.
El hecho es que la egiptóloga se aproximó a una definición bastante exacta sobre cómo era Cleopatra físicamente: la describió como una mujer de 1.52 metros de estatura, con una piel marcadamente oscura y leve sobrepeso. Esto tiraría por la borda la imagen blanca y espigada que nos ha vendido el cine. Por su parte, el verdadero rostro de Cleopatra parece haber tenido en efecto, una gran nariz. También se estima que era de labios muy finos y de una quijada prominente y puntiaguda.
Esta conclusión, que nos presenta la belleza de Cleopatra de una manera distinta a los cánones tradicionales, parece coincidir con lo escrito por el historiador griego Plutarco sobre la Faraona. De ella dijo que no era dueña de una hermosura notoria, al menos en el sentido convencional. Pero que su actitud, su energía y su discurso realmente tenían el poder para embrujar a todos a su paso.
El eje central de la belleza de Cleopatra
Bien sabemos que el concepto de belleza es de una relatividad absoluta. Más allá de los estándares, la hermosura es construida, en gran parte, por los ojos de quien observa. Es justo por eso que, a pesar de cómo era Cleopatra físicamente, pasó a la historia como una de las mujeres más hermosas. Entonces, ¿En dónde radica el secreto de la leyenda de la belleza de Cleopatra?
Pues, de lo que sí sobran testimonios históricos es del ingenio, la astucia, la inteligencia y la actitud seductora de la Faraona. Se comenta que era diestra en el manejo de seis idiomas, que dominaba la historia y la política con gran maestría, y que además podía sostener discusiones filosóficas de gran altura. Además, especial referencia se hace a su personalidad, a la que se refieren los historiadores como atractiva, llena de ingenio y capaz de capturar la atención de jóvenes y ancianos, de amigos y enemigos.
Una mujer llena de sabiduría
A pesar de su corta edad, Cleopatra fue una de las más insignes faraonas egipcias y en ello tuvo mucho que ver su astucia en el manejo de situaciones difíciles, así como sus dotes para encantar y seducir. Sería quizás en la actitud donde se condensaba la verdadera y más poderosa belleza de Cleopatra. En el Egipto en el que le correspondió reinar, existía un problema básico: no tenían poder militar y los problemas venían especialmente por las discrepancias entre griegos y egipcios, y la cercanía de una Roma poderosa que iba conquistando nación tras nación.
Ella simbolizaba la unión entre Grecia y Egipto. Debido a su ascendencia griega, hablaba el egipcio a la perfección y había asumido todas las tradiciones del país que la había erigido como Faraona… de ahí que los egipcios la adoraran y los alejandrinos la detestaran. El hecho es que, cómo era Cleopatra físicamente ha de haberse combinado con su poderosa personalidad, para terminar enamorando a Julio César. Gracias a esta relación, la Faraona consiguió que Oriente y Occidente temporalmente unieran sus lazos en una alianza muy poderosa. Algo así conseguía que la paz estuviera asegurada en el Mediterráneo, que el trigo llegara a Roma y que Roma protegiera a Egipto de cualquier enemigo.
Pero ¿Cómo consiguió esto Cleopatra? ¿Cómo consiguió conquistar a alguien con tanto poder, alguien tremendamente atractivo según testimonios, y que además casi le doblaba la edad? Aún más: luego de la muerte de Julio César y tras haber tenido un hijo con él, conoció al general Marco Antonio, también un hombre legendario. Menos atractivo que Julio César, pero con grandes dotes militares e intelectuales, también cayó rendido ante los encantos de la Faraona. Más tarde, Marco Antonio y Cleopatra también tendrían varios hijos. Esto nos permite una interesante conclusión: más que en el cuerpo, la belleza de Cleopatra residía en su mente. Si te ha gustado este artículo, puede que quieras saber más sobre la hermosa y enigmática Reina Nefertiti.