Sin duda, la más conocida de todas las teogonías es la de Hesíodo, que, de hecho, da nombre a su obra más famosa, Teogonía. Sin embargo, al hablar de teogonías, nos estamos refiriendo directamente al origen de cualquier tipo de dioses. De hecho, teogonía es una palabra que significa etimológicamente «el principio de los dioses». Por ello, se puede hablar de tantas teogonías como mitologías existen. A continuación, te traemos algunos de los mitos teogónicos más curiosos que existen y que, probablemente, desconocías. ¡Esperamos que los disfrutes!

10 Mitos teogónicos muy curiosos | Los orígenes de dioses más raros

1. Mitos teogónicos en la cultura griega

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Hesíodo explica ampliamente el proceso de creación de Cosmos a partir del Caos original. Al principio de todo, se narra la cosmogonía, es decir, la creación del mundo a partir del Caos. De este modo, surgen primero Urano (el Cielo) y Gea (la Tierra). Aunque, para ser justos, todavía no podríamos hablar de dioses, ya que tanto Urano como Gea serían dos conceptos personificados pero, en realidad, se corresponden simplemente con la bóveda celeste y el planeta Tierra (aunque muchos en aquella época no sabían que era un planeta). De la unión de Gea y Urano nacerían los titanes, una serie de bestias informes que personifican las fuerzas de la naturaleza y el Cosmos, como por ejemplo Cronos, que encarna el concepto del tiempo. Finalmente, de la unión de Cronos y Rea (que se identificaría como la madre naturaleza en muchos casos), surgiría la primera generación de dioses realmente, con Zeus a la cabeza de todos y que, junto a sus hermanos e hijos, constituirían los dioses Olímpicos.

2. Mitos teogónicos en la cultura egipcia

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Según el mito de la creación del mundo que fue más popular en el Egipto de los faraones, en el principio, no existía nada, excepto un océano infinito de aguas oscuras, denominado Nun. Sin embargo, en este océano primordial, residían todos los componentes necesarios para la creación. De este modo, el espíritu del mundo tomó conciencia por sí mismo, es decir, se autocreó, y recibió el nombre de Ra, el primero y padre de todos los demás dioses. El primer hijo de Ra fue Shu, el viento, que surgió a partir de su aliento. A continuación, Ra creó de su saliva a Tefnut, la humedad. Después, Ra hizo emerger de las aguas primordiales la tierra, dando lugar a la creación de Egipto, que más tarde sería el hogar de los hombres. Finalmente, Ra dio lugar a los demás dioses del panteón egipcio, completando así la teogonía de una de las civilizaciones más sorprendentes de la Antigüedad.

3. Mitos teogónicos en la cultura mesopotámica

La cultura mesopotámica abarca varios pueblos diferentes, como fueron los sumerios, los acadios, o los babilónicos entre otros. Sin embargo, todos ellos tenían una cultura similar y gran parte de su religión y concepción del mundo era muy parecida. Si bien es cierto que todos ellos tenían su propio panteón de divinidades, estas se relacionaban entre sí y, dependiendo del pueblo que gobernase en cada momento, recibían mayor o menor atención por parte de los gobernantes. El mito de la teogonía mesopotámica lo podemos encontrar en el Enuma Elish, un poema de origen babilónico que narra el origen del mundo y la creación de los dioses. Según este documento, al principio de la creación solo existía un océano de caos infinito. Sin embargo, surgieron dos dioses, Tiamat y Apsu, que se corresponden respectivamente con el agua salada y el agua dulce. Estos dos dioses iniciales se unieron para dar origen a la primera generación de dioses, que a su vez daría origen a dioses nuevos, completando de este modo el panteón de la religión mesopotámica.

4. Mitos teogónicos en la cultura china

También la cultura china tuvo, en sus principios como civilización, su propia explicación del origen del mundo. En este caso, también nos encontramos con un caos primordial que antecedería al mundo, aunque, en este caso, existiría un dios primordial que emergería de dicho caos. Este dios primitivo recibe el nombre de P’an-ku, y sería el huevo cósmico que daría lugar al mundo. De hecho, según el mito más popular, P’an-ku murió cuando creó el mundo. Pero, con su muerte, se dio origen a todos los aspectos que conforman el mundo, desde el cielo y la tierra, donde el cielo es considerado uno de los dioses más importantes para la tradición chino, hasta los seres humanos y los demás dioses de carácter menor, más parecidos a espíritus protectores que a dioses en el sentido propio de la palabra.

5. Mitos teogónicos en la cultura japonesa

El mito que narra la creación de los dioses japoneses es el mismo que narra la creación del mundo y, de hecho, según la tradición japonesa, las divinidades que habitan el cielo surgen de forma espontánea por sí mismas, sin la necesidad de que estas interactúen entre sí para engendrar a nuevos dioses. Según este relato, al principio el Universo era una masa densa y sólida que no tenía forma. Sin embargo, poco a poco, las partículas más ligeras fueron ascendiendo. Estas partículas más ligeras eran la luz y, a medida que fueron ascendiendo, crearon el cielo, de donde surgirían también de forma espontánea los tres primeros dioses de la mitología japonesa. Más adelante, las partículas que eran menos densas que el resto pero más que la luz formarían las nubes y, finalmente, aquellas más densas, el océano y el archipiélago japonés, donde nacerían también algunos dioses que, después, ascenderían al cielo.

6. Mitos teogónicos en la cultura hindú

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El mito de la creación de los dioses en la religión hindú es uno de los más interesantes de todos, ya que, según esta versión, el mundo no sería una creación de los dioses, sino, más bien, una emanación del dios supremo. Según el mito hindú, al principio solo existía el gran dios, la unidad absoluta, que se denomina Braman. Sin embargo, cuando esta unidad se fragmentó, de cada una de sus partes surgieron los diferentes elementos que forman el mundo. Entre todos estos elementos que nacieron de los restos de Braman, nació también la Trimurti, que es la tríada de los dioses principales del panteón hindú. Estos dioses eran Brama, Visnú y Shiva que se correspondían respectivamente con la creación, la conservación y la destrucción, las tres acciones que rigen la existencia de todo el mundo.

7. Mitos teogónicos en la cultura azteca

El mito del nacimiento de los dioses en la cultura azteca es uno de los más sencillos que podemos encontrar, ya que, en este caso, la creación del mundo y de los dioses no discurre necesariamente de la mano, sino que se muestran en forma de esferas diferentes. En el principio, el dios primigenio e infinito, Ometecuhtli, estaba solo, por lo que decidió crear a una pareja que serían los fundadores de la dinastía divina azteca. Esta pareja estaba formada por Tonacatecuhtli y Tonacacihuatl, dos dioses supremos al igual que Ometecuhtli. Sin embargo, esta pareja decidió tener hijos, que ya no serían dioses superiores sino que estarían más cerca de la vida de los hombres. De este modo, nacieron Tezcatlipoca rojo y Tezcatlipoca negro,  Quetzalcóatl, el más importante de los dioses en el panteón azteca, y finamente Huitzilopochtli.

8. Mitos teogónicos en la cultura de los indios norteamericanos

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Al hablar de los indios norteamericanos estamos haciendo referencia a un conjunto de pueblos que tenían una cultura y un espacio geográfico común pero que, en la práctica, eran pueblos independientes. Algunos ejemplos de estos pueblos fueron los Sioux, los Cherokee, o los Navajo. Cada uno de estos pueblos tiene sus propios mitos teogónicos particulares. Sin embargo, en todos ellos, el origen del mundo y de los dioses, que comúnmente se asocian a los animales del entorno en el que vivían, parte del denominado Gran Espíritu. Este Gran Espíritu sería el dios primigenio e infinito que crearía el mundo y, en especial, la Tierra, a las que muchos de estos pueblos denominaban Gran Madre y consideraban como un dios tan importante como el Gran Espíritu primario.

9. Mitos teogónicos en la cultura inuit

El pueblo inuit, más conocido como los esquimales, nombre despectivo dado por los europeos y que significa «comedores de pescado crudo», son un pueblo que habita las regiones árticas desde Groenlandia a Alaska. Según la tradición del pueblo inuit, el origen del mundo surgió a partir de un mar primigenio en el que no había nada. Sin embargo, el dios Kaila, dios supremo y que no tiene origen, creó la lluvia y el viento, dioses que reciben el nombre de Sila y Aunra, que hicieron que llovera y nevase sobre ese mar primigenio. Esto creó la Tierra y, más adelante, el propio Kaila crearía a cada uno de los animales, considerados dioses muchos de ellos, como sucede con el caribú, encarnación del dios Tekkeitsertok, o con el lobo, encarnación de Amarok.

10. Mitos teogónicos en la cultura rapa-nui

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La cultura rapa-nui es el nombre con el que se denomina a los pueblos originales de la Isla de Pascua, una isla situada en el océano Pacífico a unos 4.000 km de la región continental de Chile. Este pueblo explicaba el origen de los dioses partiendo de un gran dios primigenio y del que no se conocía su origen que era denominado Make-Make. Make-Make sería el creador del mundo y de todo lo que había en él, así como de los demás dioses que eran adorados por las tribus rapa-nui. Entre ellos, Uoke, hijo de Make-Make y que era conocido como el dios de la destrucción, al que era mejor no enfadar.